Presentación que introduce, introducción que presenta.

Pensé mucho en que escribir en esta primera publicación. Las ideas pasaron desde una presentación personal hasta una breve cuenta de que es el feminismo y cómo comprender algunas cosas. La verdad es que mientras escribo aún no lo decido, como cuando dije que sí a participar de este espacio sin estar realmente convencida. Cargándome todos los prejuicios de por qué no debería habitar este espacio, por qué leerían una columna feminista en un blog donde mayormente escriben varones y seguramente leen varones -no tengo pruebas de esto, pero tampoco dudas-.

 Acá estoy con mi feminismo y mis prejuicios inundando mi cabeza de contradicciones, porque eso es parte de ser feminista. Dudas, preguntas, respuestas correctas e incorrectas, nuevas dudas y preguntas. El feminismo es movimiento. Por eso es vida y cambio, el que se queda quieto, cómodo, pierde.

Cuando te das cuenta de que sos feminista no podés parar de cuestionar todas tus acciones, las cotidianas y las que no lo son. Me cuestioné mucho, por ejemplo, si decidí ser madre por el mandato patriarcal y social que lo impone. Estoy casi convencida de que no es por eso, pero las realidades sociales que me rodean hacen que me vuelva a cuestionar sobre eso, aunque muchas veces decida que ya tiene respuesta definitiva. Y no sé qué cuestión del universo hizo que mi desafío fuera mayor criando un varón. Y esto es solo un ejemplo de lo que vendrá después en esta columna. También pueden sugerir temas vinculados al feminismo que quieran saber y, capaz, puedo contarles, o no... jajaja…

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Porque contarles “cosas”, “cuestiones” del feminismo será el cometido de este espacio. Van a tener que ver con mi vida, porque, obvio, siempre autorreferencial, pero también con las vidas de otres. Van a ser cosas incómodas para muchos, ojalá para todes quienes lean, porque eso también es feminismo:  incomodar con la pregunta, con la respuesta, con la presencia.