Hoy no se pasa página

Es 20 de mayo y a la hora de publicación habitual de esta columna se realiza la Marcha del Silencio. En este día, las palabras suelen ceder su lugar al eco de los pasos y al peso del recuerdo. Pero hoy, en Pasando página, no vamos a revisar una revista antigua; vamos a revisar una deuda histórica.

La Marcha del Silencio es una convocatoria que resuena en el alma desde 1996. Es un llamado a la sociedad civil para marchar en silencio, para generar presión social y exigir respuestas sobre las desapariciones y asesinatos impunes durante la última dictadura cívico-militar. Es un acto de memoria, de verdad y de justicia.

Hoy recordamos a los 197 desaparecidos, cuyos nombres y legados siguen vivos en la lucha incansable de sus familiares y de toda una sociedad que clama por respuestas. Son cifras que representan vidas, sueños y esperanzas truncadas. Son historias que, aunque intentaron ser silenciadas, hoy se narran con la fuerza de la verdad.

La búsqueda de verdad y justicia es una responsabilidad del Estado y es un derecho de todos. No es solo una cuestión de cerrar capítulos del pasado, sino de sanar heridas abiertas que afectan el tejido social de este país. La memoria no es solo un acto de recordar, sino un compromiso activo con el presente y el futuro.

En este 20 de mayo no pasamos página. Nos detenemos en ella, la leemos y la sentimos. Nos unimos al silencio que habla más fuerte que cualquier palabra y caminamos juntos, como sociedad, hacia la luz de la verdad y la justicia.

Porque mientras haya una sola pregunta sin respuesta, mientras haya un solo nombre sin rostro, esta marcha no termina. Porque hoy, más que nunca, reafirmamos que la memoria es presente, que los desaparecidos están acá, en cada paso que damos buscando la justicia.

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