En Uruguay nunca pasa nada.


Hola a todos, soy Claudio, de profesión electricista, estoy casado con Patricia, mi cable a tierra y llave termomagnética en esta vida y tengo dos hijas.

Me gusta la música y la historia de eventos bélicos, principalmente la Segunda Guerra Mundial.

Agradezco la posibilidad de poder compartir con ustedes lo que escribo y les pido cierta paciencia ya que es la primera vez que lo hago.

El título de esta columna hace referencia justamente a que siempre se dice que acá en Uruguay nunca pasa nada, y desde que descubrí el evento del que más abajo voy a escribir, noté que el mismo está perdido en el recuerdo popular, si bien en su momento ocupó las primeras planas de todos los medios de prensa.

La primera vez que tomé contacto con este hecho fue a través de mi esposa, ya que ella su familia tiene una casa en Shangrilá (Departamento de Canelones). En esa época, las casas de esa zona eran casi que exclusivamente de veraneo, con lo cual todo lo que actualmente es la Cuidad de la Costa era un lugar muy solitario y de difícil acceso la mayor parte del año. 

Desde la niñez de mi esposa, en la zona se hablaba de este caso como punto de referencia. Era común decir: “Viste de lo del alemán?, bueno, dos cuadras hacia el Este”, o cosas así.

Como dato anecdótico, en un terreno lindero de la casa de mi esposa, vivía un solitario alemán que después del evento abandonó su casa y nunca más se supo de él.

En el año 2020 leí el libro ”Los que nunca olvidarán” del periodista y escritor uruguayo Fernando Butazzoni que me ayudó a conocer en profundidad los hechos y que me ha servido como referencia para este post.

                                                    Portada del libro de Fernando Butazzoni


Finalizada la Segunda Guerra Mundial, con la consecuente caída del Eje (Alemania - Italia - Japón) comenzó una oleada de huidas de altos mandos nazis ante la inminente captura y juzgamiento por parte de las potencias aliadas (Gran Bretaña, Estados Unidos y la Unión Soviética).

La guerra ya había terminado hacia años y si bien para muchos era un tema finalizado, para otros seguía siendo objeto de investigación y búsqueda de estos criminales nazis. 

Los ecos de la guerra resonaban no solo en Europa si no a nivel mundial por la magnitud de los hechos que sucedieron, si bien había otras zonas muy convulsionadas, pero por otros motivos como es el caso de América Latina. Revolución cubana, la teología de la liberación, protestas estudiantiles a lo largo y ancho del continente, crecimiento de movimientos de izquierda, el movimiento hippie (Flower Power) como forma de contracultura, defensa de los derechos de la mujer y liberación femenina entre otros.  

En Brasil en 1964, comienza el gobierno autoritario del Mariscal Humberto de Alencar Castelo Branco que viene a sumarse al gobierno dictatorial que desde 1954 comandaba el general Alfredo Stroessner en Paraguay y al que sucederían las dictaduras que se fueron dando en otros países.

Uruguay no era ajeno a todo este agitado clima a nivel mundial y regional. 

El país venía de una crisis económica profunda (1959) y comenzaba la década del sesenta que se caracterizó por traer consigo conflictos sociales y políticos. 

Surge en esta década el movimiento de liberación nacional – Tupamaros,  empiezan a regir las Medidas Prontas de Seguridad y comienzan a surgir manifestaciones por parte de la población convocadas por movimientos sociales y gremiales. 

En el marco de este contexto mundial, regional y nacional, aparece nuestro personaje, Herberts Cukurs, que llegó a Brasil escapando de una posible captura, el día 4 de marzo de 1946, procedente del puerto de Marsella, Francia y acompañado de su esposa, sus tres hijos, su suegra y una joven judía de 23 años.

                                              

                                                            Entrada a Brasil de Cukurs

 Ingresó legalmente al país, amparándose en la política de inmigración racista que imperaba en Brasil: era blanco, europeo y cristiano, explica el historiador Bruno Leal, profesor de Historia Contemporánea de la Universidad de Brasilia (UnB) y autor del libro "El hombre de los hidropedales. Herbert Cukurs: La historia de un presunto criminal nazi en el Brasil de posguerra". Se radicó en Río de Janeiro donde creó una empresa que rentaba hidropedales, lanchas y otras embarcaciones con fines recreativos.

Cukurs era letón, nacido en la ciudad de Liepaja en1900. Se hizo famoso mundialmente por los raids (vuelos de larga distancia) que realizó en los años 30 cuando viajó a Gambia y a Japón, logrando escribir su nombre y el de su país en la historia de la aviación mundial, llegando a ser conocido como «el Lindbergh báltico».                                                              

Cukurs en Gambia, en los años 30


       Cukurs delante del avión que construyó él mismo y con el que voló de Riga a Tokio en 1937.

Tras la ocupación de Letonia por la Alemania nazi en el verano de 1941, se convirtió en miembro del Comando Arajs, responsable de múltiples crímenes contra los judíos en su país. 

Estaba exclusivamente a cargo del mantenimiento de vehículos de este regimiento, según sus defensores, aunque también se sumó a las fuerzas nazis que luchaban contra los rusos.

Los testimonios de sobrevivientes judíos de las matanzas en el “ghetto” de Riga afirman que las atrocidades cometidas durante la guerra, como la quema de una sinagoga con 300 judíos atrapados en su interior, le hicieron ganarse el apodo de "el verdugo de Riga".


    
Heberts Cukurs luciendo su uniforme militar

Instalado en Río de Janeiro y con empresa propia todo parecía indicar que se encontraba a salvo, hasta que a mediados de 1950 fue acusado de criminal de guerra en una conferencia de prensa convocada por la Federación de Sociedades Israelíes en Río de Janeiro. Esta acusación se realizó en base al testimonio de 5 sobrevivientes del Holocausto. Entre las acusaciones figuraban además profanación de cementerios, quema de sinagogas y expropiación de inmuebles. Este hecho hizo que Cukurs y su familia abandonaran Río de Janeiro y comenzaran un periplo por otros lugares de Brasil que culminó en Sao Paulo donde montó una empresa de taxis aéreos.

Pasaron casi 10 años de aparente tranquilidad para él hasta que en 1960 Adolf Eichmann (1906-1962) uno de los criminales de guerra más buscados en el mundo por ser uno de los organizadores del Holocausto y de la Solución Final, fue capturado en Argentina por agentes de el Mossad (servicio secreto israelí), trasladado a Israel donde fue juzgado, condenado y ejecutado. Ante este hecho, Cukurs solicitó protección policial y tramitó la licencia para portar armas.                                                              

Anton Künzle, el hombre que atrapó a Kukurs

En 1964 llegó a Brasil un empresario austríaco llamado Anton Kuenzle en busca de oportunidad de negocios en la industria del entretenimiento. Se puso en contacto con Cukurs y se hicieron amigos, lo que llevó a que en pocos meses Kuenzle le propusiera a su amigo expandir sus negocios en Uruguay.

En febrero de 1965 los dos amigos partieron rumbo a Montevideo donde pasaron la noche y al día siguiente Kuenzle llevó a su nuevo socio a pasear por Montevideo y varias localidades del Departamento de Canelones con el fin de terminar en el balneario Shangrilá en donde el austríaco le mostraría a Cukurs una casa que sería la sede de la empresa turística que fundarían juntos.

Lo que Cukurs no sospechaba es que Anton Kuenzle era en realidad uno de los agentes del Mossad que capturó pocos años antes a Eichmann en Argentina y que su verdadero nombre era Yaakov Meidad (1919-2012).

Cuando llegaron a la casa de Shangrilá y se dio cuenta que había caído en una trampa ya era demasiado tarde. En el interior de la casa lo esperaban 4 agentes del Mossad que se abalanzaron sobre él con el fin de inmovilizarlo, leer su veredicto y ejecutar la sentencia extrajudicial.

Herbert Cukurs fue muerto el 23 de febrero de 1965 de un martillazo en la cabeza de tal magnitud que la sangre salpicó por todas partes. Luego de esto se le dispararon 2 tiros en la cabeza.                                                      

Primera pagina de El País, informado el hallazgo del cadáver de Cukurs

El cuerpo lo pusieron dentro de un baúl y allí quedó hasta el 6 de marzo de 1965, momento en que fue encontrado en avanzado estado de descomposición por el comisario de policía de Montevideo Alejandro Otero que llegó a él por una carta enviada a la policía por los ejecutores, en donde se contaba lo sucedido y se daba la ubicación de la casa. Sobre el cadáver había una nota en la cual se mencionaban los delitos de los que se acusaba a Cukurs y con la firma “Los que nunca olvidarán”.                                                                             

Foto del cadáver llegando a la morgue 


La casa donde fue asesinado Cukurs, en la calle Colombia del balneario Shangrila


Momento del retiro del baúl con el cadáver de Cukurs

Y para el final les dejo la canción "Riga" del grupo de Rock nacional Zero. De su álbum "Visitantes" del año 1987.

Esta canción habla del padecimiento de los habitantes en el gueto de Riga, durante la ocupación nazi:
                                                                                 


Butazzoni, Fernando. “Los que nunca olvidarán”. Penguin Random House Grupo Editorial. 2020.

Comentarios

  1. "Como a los nazis, les va a pasar, a donde vayan los iremos a buscar!" cantan los buenos hermanos argentinos.
    Hermoso cierre.

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  2. Justo esta tarde ,cuando fui a poner música en el celular, elegí "Riga" para empezar.

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  3. No sé si les conté, pero en mi fiesta de bienvenida a mi generación de la FING, tocó Zero. Y en la de la LICCOM, tocó La Vela Puerca. ¿Quién tocó en la de ustedes? ¿Márama?

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    1. Terrible fiestas de bienvenida!!

      En la mía tocó la Karibe, jajaj

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  4. A ver si Blogger me deja publicar comentarios de una vez, carajo.

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    1. A mí al principio, me la complico, pero después misteriosamente me dejó.

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  5. Excelente columna Claudio!! Y que banda Zero!

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  6. Es tremenda la historia de este tipo. Y pensar que terminó acá. En el Báltico los nazis cometieron las peores atrocidades. En el libro de Hannah Arendt se puede ver algo de eso, de ahí tomaron las ideas de las cámaras de gas: al ver que se gastaban demasiadas balas, hicieron subir a la gente a camiones y les metían una manguera conectada al escape. Otra cosa que está en el libro es la colaboración de los Judenrat, los consejos judíos que fueron funcionales a los nazis.
    El libro al que hago referencia es "LA BANALIDAD DEL MAL. Eichmann en Jerusalén". Saludos.

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  7. notable informe!! tamún!! queremos más de la segunda antes que se arranque la tercera, juas!

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  8. Para ser una persona sin estudios esta MOOOOYYY BIAAANN me encantó Clau!!!! No conocia la historia.

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