El pasado miércoles 12 de marzo se llevó a cabo una multitudinaria marcha en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires convocada por jubilados y apoyada, entre otros, por hinchas de distintos equipos de fútbol.
El objetivo central de la manifestación fue protestar contra los recortes en las jubilaciones implementados por el gobierno de Javier Milei.
Desde diversos sectores del gobierno argentino se denunciaron las claras intenciones golpistas de la marcha. El Ministerio del Interior encabezado por Patricia Bullrich, como debe ocurrir en estos casos, reprimió de forma muy violenta. El saldo de su actuación dejó múltiples terroristas y/o sediciosos detenidos, así como un peligroso fotógrafo con una lata de gas lacrimógeno casi incrustada en la nuca. Se nota a las leguas que su cámara tenía intenciones claramente golpistas. ¿Cómo hizo el granadero que le pegó con la lata de gas en la nuca para ver la golpista cámara? No lo sabemos.
Archivos recientemente desclasificados de la CIA revelan que en los primeros borradores del Plan Cóndor, los del equipo de Langley consideraron utilizar jubilados para derrocar los gobiernos democráticamente electos de América Latina. Después se dieron cuenta que era más fácil usar milicos.
«Quedo entre la cachiporra y el cuartel»
Tras ser consultado, el colono Guido Manini Ríos declaró: "Por un lado, como fueron reprimidos por unas fuerzas varoniles y vigorosas como las de la hermana República Federal Argentina, me tira la gorra para apoyar el accionar policial. Por otro lado, los que protestaban eran pobres viejitos jubilados. Justo tengo unos amigos en cana cuya imagen quiero lavar con esa figura enternecedora de pobres ancianos. No sé si debería apoyar la represión a jubilados. Quedo entre la cachiporra y el cuartel" declaró con el tono de milico resentido que lo caracteriza.
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