Cuida todo lo que amas

Crida, 1951, de John Berger. Beverly’s Collection

Hace años leí un libro de John Berger, "De A para X". Vale decir que mi espíritu de voyeur ama las novelas epistolares. En este caso quienes se cartean son Xavier (X), preso acusado de ser fundador de una red terrorista, y A´ida (A) que le narra cómo está el mundo allá afuera. No hay solo amor y poesía en esas líneas, o sí, pero en forma de denuncia social, cuestionando el establishment cultural y el salvajismo del capitalismo. 

No sabía nada de John Berger en ese momento pero cada vez que había una Feria del Libro y encontraba otro título de él editado por Alfaguara lo sumaba a mis anaqueles. Umberto Eco decía que no necesariamente teníamos en nuestra biblioteca libros ya leídos y justificaba el acopio bibliófilo como si fuera una salvaguarda, un botiquín a donde sabemos que podemos recurrir en caso de emergencia literaria. 

Paréntesis. En 2014 el conglomerado británico-alemán Penguin Random House, líder mundial del sector editorial, adquirió Ediciones Generales de Santillana -de la que forma parte el sello Alfaguara- por US$100 millones. Si bien sigue existiendo como tal y los títulos siguen siendo buenos no podemos dejar de tener presente este detalle. 

Me vine a Santa Ana a tomar aire y descansar un poco de la gestión, la docencia y el estrés de la ciudad. Acudí a la biblioteca a buscar un libro para traerme, ni muy gordo ni muy largo. Cosa de sentir que podía terminarlo en un asueto que siempre parece escaso. El elegido fue "Con la esperanza entre los dientes" de Berger. Su título original es "Hold Everything Dear: Dispatches on Survival and Resistance" y fue publicado originalmente en 2007. No es ficción sino una colección dispersa de textos dispares. Conviven listas numeradas, con aforismos, poemas y análisis de fenómenos artísticos, como películas o fotografías y descripciones de escenas cotidianas. Fácil de leer el librito, dijo nunca nadie.


Ahlam Shibli está en busca del alma

El último ensayo de este libro de Berger analiza la obra de tres mujeres fotógrafas. Una de ellas es Ahlam Shibli quien en 2005 publicó una serie de ochenta y cinco fotografías, titulada Trackers donde muestra la realidad de beduinos palestinos que se unen al ejército israelí para ejecutar gran parte del peligroso trabajo militar de reconocimiento en el terreno, con una ventaja natural sobre los soldados israelíes por su familiaridad con las costumbres y los hábitos locales. 

Ahlam Shibli, Trackers, 2005

No es simple entender qué lleva a estos jóvenes beduinos a sumarse al ejército de quien los oprime e invade. Tampoco parece ser la intención de la fotógrafa, no hay una respuesta unívoca en sus imágenes. Tildarlos de traidores sería la vía fácil. Berger menciona que tradicionalmente este pueblo nómade ha ofrecido sus servicios a cualquier fuerza invasora pues eso finalmente les ayudaba a no desbandarse y mantenerse en cierta forma independientes. Sin embargo, en 2007 sus circunstancias son muy diferentes:

“Los han perseguido hasta expulsarlos de su tierra y los han despojado de sus medios económicos de supervivencia. En su propio desierto de Negev los han tratado como intrusos criminales, y helicópteros de las Fuerzas de Defensa Israelí (FDI) han rociado sus cultivos con herbicidas.”

En el momento que Berger escribía este ensayo señalaba que el conflicto palestino-israelí rondaba los sesenta años de existencia y la ocupación militar de Palestina ya tenía cuarenta años. Y como si lo hubiera escrito ayer afirma:

“Es casi innecesario repetir todos los hechos que entraña está ocupación, puesto que internacionalmente se han reconocido y condenado. Lo que con frecuencia se olvida acerca de este conflicto que continúa -porque los palestinos siguen resistiendo- es la disparidad, la desigualdad de medios, sean de poder de fuego o de defensa.” 

Agregaría, de atrevida, la desigualdad en el acceso a voces en los medios de comunicación que den cuenta del genocidio que se está llevando adelante. Subrayado, El País, teléfono.

Y, como señalaba en una columna anterior, parte de un plan de genocidio es privar de una identidad propia, de un sentido de pertenencia a los pueblos que se intenta desaparecer. Shibli y Berger se apoyan en Franz Fanon, autor de "Piel negra, máscaras blancas": 

“Fanon explicó cómo la dominación colonial, cómo la disparidad de medios entre el invasor y el indígena, cómo el desprecio labrado en cada encuentro entre los armados y los desarmados, además de producir la revuelta, pueden también conducir a un enorme tajo en aquellas lealtades que mantienen el sentido de ser una persona.” 

Formas de ver

Berger, además de escritor, fue pintor y principalmente crítico de arte. Igualmente, cualquier etiqueta le quedaría corta. Fue autor de novelas, ensayos, obras de teatro, películas y tuvo colaboraciones fotográficas y performances. Sobre todo fue y siguió siendo marxista. 

Pero, ¿cuándo supe que John Berger existía? Releyendo su biografía me di cuenta que formaba parte de mí antes de aquella novela epistolar que mencioné al principio de esta columna. 

Corría el año 98 y en el glorioso IPA un conjunto de profesores pretendían abrirnos las puertas de la percepción sobre el fenómeno artístico. Leímos a Walter Benjamin con su ensayo "La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica" de 1935 y nos percatamos de que el hecho de que la Gioconda estuviera presente hasta en las latas de galletitas danesas marcaba un antes y después en la historia del arte. 

Y John Berger fue uno de los grandes divulgadores de estas ideas. La BBC produjo una serie de cuatro capítulos de 30 minutos llamada "Ways of Seeing". Además de enseñar sobre las teorías de Benjamin, Berger hizo importantes aportes al feminismo al cuestionar la mirada masculina en la pintura consagrada de occidente. En el capítulo de Wikipedia sobre esta serie se cita a James Bridle: 

“Berger no solo nos ayudó a obtener una nueva perspectiva sobre la visión del arte con su serie de 1972, Ways of Seeing , sino que también reveló mucho sobre el mundo en el que vivimos. Ya sea explorando la historia del desnudo femenino o el estatus de la pintura al óleo, su emblemática serie mostró cómo el arte revelaba los sistemas sociales y políticos en los que se creó. También examinó qué había cambiado en nuestra forma de ver desde que se creó el arte hasta la actualidad”.



Dónde hallar nuestro lugar 

Uno de los textos de "Con la esperanza entre los dientes" se llama “Diez comunicados. Dónde hallar nuestro lugar”, escrito en junio de 2005. 

No es mi intención resumir pobremente sus diez páginas pero les cuento cómo empieza:

1. 

Alguien pregunta: ¿todavía eres marxista? Nunca antes ha sido tan extensa como hoy la devastación ocasionada por la búsqueda de la ganancia, según la define el capitalismo. Casi todo mundo lo sabe. Cómo entonces es posible no hacerle caso a Marx, quien profetizó y analizó tal devastación. La respuesta sería que la gente, mucha gente, ha perdido sus coordenadas políticas. Sin mapa alguno, no saben a dónde se dirigen.


Más adelante, en el punto 4:

Hace más de treinta años Guy Debord proféticamente escribió: "la acumulación de bienes de consumo producidos masivamente para el espacio abstracto del mercado, así como aplastó todas las barreras regionales y legales, y todas las restricciones corporativas de la Edad Media que mantenían la calidad de la producción artesanal, también destruyó la autonomía y la cualidad de los lugares".

El término clave del caos global actual es la dislocación, o la relocalización. Esto no se refiere únicamente a la práctica de mover la producción a donde quiera que la mano de obra sea más barata y las regulaciones, mínimas.

Contiene también el sueño demente de salirse de margen, propio del nuevo poder en funciones: el sueño de minar el estatus y confianza de todos los lugares fijos previos, de tal manera que el mundo entero sea un solo mercado fluido.


El consumidor es esencialmente alguien que se siente perdido (o a quien se le hace sentir perdido) a menos que consuma. Las marcas y logotipos de las mercancías son el sitio que nombra esa ninguna parte.

Y finalmente en el punto 10 responde a la pregunta inicial:

Sí, entre otras muchas cosas, sigo siendo marxista.


Gracias, John, por todo lo que nos das.

Ah, y Palestina Libre, ayer, hoy y mañana.


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