Ridículum Vitae

Dedicado a los que se arrogan títulos que no obtuvieron

Jubilación... ¿Y después?

La discusión sobre la sustentabilidad de los sistemas previsionales a menudo se ve empañada por simplificaciones peligrosas. Es fácil caer en la trampa de etiquetar cualquier sistema previsional como un “esquema Ponzi" o una "estafa piramidal", un reduccionismo que impide un análisis profundo de la realidad. Si bien es crucial diferenciar entre un sistema fraudulento y uno con deficiencias estructurales, la situación de la Caja de Jubilaciones y Pensiones de Profesionales Universitarios del Uruguay (CJPPU) presenta elementos que, lamentablemente, se asemejan a la mecánica de un “esquema Ponzi”.

Como profesional universitario, mi posición es clara: no comparto la idea de un "privilegio" que nos aparte del sistema general de seguridad social. Mi convicción es que todos los aportes previsionales deberían confluir en el Banco de Previsión Social (BPS); fuera del BPS, nada; dentro del BPS, todo. La existencia de cajas "aparte" genera distorsiones y desequilibrios que, a la larga, comprometen la solidez del sistema previsional en su conjunto.

La CJPPU, a lo largo de los últimos cuarenta años, ha acumulado una serie de decisiones y circunstancias que la han llevado a una situación crítica. La base de profesionales activos, que debería sostener el sistema, no ha crecido al ritmo esperado. Peor aún, un número creciente de profesionales ha optado por aportar al BPS, y entre quienes permanecen en la Caja, son pocos los que completan las diez categorías de aportes. Esta erosión de la base de contribuyentes, sumada a una estructura de beneficios desajustada, ha creado un círculo vicioso que recuerda, dolorosamente, a la dinámica de un esquema Ponzi, donde se paga a los viejos con el dinero de los nuevos, sin una generación real de riqueza o una base sólida.

Personalmente, me encuentro en una relación laboral en la administración pública que, si bien es una relación de dependencia encubierta, me obliga a aportar a la CJPPU para estar "en actividad". Esta imposición es incomprensible para mí, ya que siempre he preferido y priorizado mis aportes al BPS.

Mi visión se asienta en el modelo de solidaridad intergeneracional, un pilar fundamental de cualquier sistema de seguridad social justo. No es ético, ni sostenible, que la sociedad, que ya financió mi formación universitaria, deba perpetuar una brecha previsional. La solución pasa por aportes previsionales acordes a los ingresos reales, con un control eficiente que la facturación electrónica ya permite. La integración en el BPS no es solo una opción, es una necesidad para un sistema previsional más equitativo y robusto para todos los uruguayos.

Recorriendo mi "Ridículum Vitae" con Erika Chuwoki

"Ridículum Vitae" yo para mí, pienso de qué, es mucho más que una canción; es la propia inmersión profunda en la condición humana, un eco de las preguntas existenciales que nos han perseguido desde tiempos inmemoriales.

Esta banda uruguaya, con su estilo inconfundible, nos despoja de la superficialidad y nos enfrenta a la absurda pero inevitable realidad de nuestra existencia.

Ya desde el título mismo, "Ridículum Vitae", surge una declaración de principios. La vida es, en esencia, un ridículo. No en un sentido peyorativo de burla, sino en la acepción de lo absurdo, lo incongruente, lo sin sentido inherente. Esta perspectiva resuena directamente con el pensamiento existencialista, particularmente con figuras como Albert Camus y su concepto del mito de Sísifo. Sísifo, condenado a empujar una roca cuesta arriba solo para verla caer una y otra vez, simboliza el esfuerzo incesante y repetitivo de la vida humana, un esfuerzo que carece de un propósito trascendente preestablecido. La canción parece abrazar esta falta de sentido intrínseco, no con desesperación, sino con una especie de aceptación irónica.

La letra, explora la rutina, las expectativas sociales y la búsqueda de significado, nos enfrenta a la banalidad de la existencia. ¿Para qué tanto esfuerzo, tanta preocupación, si al final todo parece desvanecerse en la nada misma? Esta pregunta, lejos de ser nihilista, puede ser una invitación a reevaluar nuestras prioridades. Si la vida es inherentemente ridícula o absurda, ¿dónde encontramos valor? La respuesta que parece sugerir la canción, implícitamente, es en la experiencia misma, en la autenticidad de nuestras acciones y emociones, a pesar de la falta de un gran diseño cósmico.

Hay también un fuerte componente de autocrítica y desencanto social. La canción podría estar señalando cómo nos aferramos a ficciones colectivas, a roles preestablecidos y a la seguridad de la rutina para evitar confrontar el vacío. La "ridiculez" de la vida no reside solo en su falta de sentido, sino en cómo nos esforzamos por disfrazarla, por darle una coherencia, una cohesión, un hilo conductor, que quizás no posea o no lo sea en tal dimensión.

En última instancia, "Ridículum Vitae" nos confronta con la libertad que surge de reconocer el absurdo. Si no hay un guion previamente escrito, si todo es, en cierto modo, un gran disparate, entonces somos libres de crear nuestro propio significado, de jugar nuestro propio papel en esta comedia (o tragedia) sin un final definido. No es una llamada a la resignación, sino a una forma de resistencia a través de la aceptación, a encontrar belleza y propósito en lo efímero y en lo, a primera vista, insignificante.

Con ustedes, el vídeo en vivo del recital de la banda “Una década de mutaciones”, en la que a partir del minuto “09:23” puede escucharse el tema que da nombre a esta publicación. ¡Larga vida, Erika!

¿Hasta la próxima?

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