Menú del día: Ciervo y langosta a la griega

Giórgos o Yorgos (Jorgito, bah) Lánthimos es un director nacido en Atenas hace 51 años que, a no dudarlo, no quiere hacer un cine común y corriente. Frecuentemente plantea situaciones absurdas que, en realidad, no son otra cosa que la estupidez y el vacío con que los humanos organizamos nuestras sociedades presentados de manera un poco (apenas) de forma más ridícula y arbitraria.

Lánthimos y Emma Stone. Lánthimos es el de la izquierda.

Como suele pasar con la enorme mayoría de los cineastas no asentados en Hollywood, la carrera inicial de Jorgito no se conoció aquí por Uruguay. Debutó en 2005 con "Kinetta" y se afincó en Londres diez años después, en donde se hizo más conocido y mejor distribuido mundialmente con "La langosta" con Colin Farrell, Rachel Weisz, su esposa greco-francesa Ariane Labed, Olivia Colman y Lea Seydoux (suspiros). De su etapa en su país natal es "Canino" (2009), la más conocida y elogiada.

"Canino" se refiere al colmillo y no al pichicho. Un matrimonio tiene a sus tres hijos que ya superaron la adolescencia, absolutamente ignorantes del mundo fuera de su casa (bastante grande, la verdad) al punto que jamás salen y les dicen que "zombie" es una flor amarilla y cosas así. En el hogar ingresa únicamente una empleada que tiene la tarea de aliviar sexualmente al hijo varón (las gurisas que se arreglen por las suyas) pero tarde o temprano la realidad de la vida entrará en esa casa aislada, pese a la represión paterna. Simbólica y austera casi hasta la abstracción, alguien podrá pensar que no existen personas así, pero aceptadas sus reglas de juego, nada podría ser más natural.

Canino
 

"La langosta" utiliza un marco futurista para su planteo absurdo: las personas solteras son ingresadas en un centro donde si no se terminan acollarando, terminarán convertidos en animales.  Si bien para mí (para mí, repito) no es de lo mejor del director, tiene algunas ideas sugestivas. Especialmente, la gente que intenta o finge tener características del otro (ser miope o sangrar por la nariz) para ser aceptados como pareja. El título -que debería traducirse como "Bogavante"- pero son esas palabras que nadie en su sano juicio utiliza realmente, hace referencia al animal en que acepta convertirse el protagonista si no se casorea. En mi caso, sería un perezoso. Quiero tener una segunda vida más tranquila.

"El sacrificio de un ciervo sagrado" (2017) fue el primer Lánthimos en ser estrenado comercialmente en Ponsombylandia. Farrell acá es un cirujano cardiovascular a quien se le muere un paciente y su hijo determina que, por lo tanto, el protagonista deberá sacrificar a alguien de su propia familia. Aquí también Jorgito plantea una situación más bien sin sentido para retratar a unos personajes que distan de ser perfectos. Es como si el director se divirtiera viendo cómo se comportan los insectos que tiene encerrados en una caja.

La favorita
 

A partir de "La favorita" (2018) ya estamos manejando otros presupuestos y otras posibilidades artísticas. Es como si Lánthimos fuera un pintor al que le compraron todos los pinceles y pomos de colores que quisiera. Si bien es menos personal que las películas anteriores -como si el director estuviera aprendiendo eso de manejar presupuestos generosos- es un ejemplo de cine de qualité muy bien llevado, con algunos toques personales.

Ahí comenzaría su colaboración con la actriz Emma Stone, que se prolongaría en "Pobres criaturas", probablemente su mejor film. Y sin duda, el más jugado. Basado en el un poco gastado tema de Frankenstein, aquí en versión femenina y sexualizada abundantemente -aunque esto era burlado y desmentido en la novela original por la propia protagonista, que decía que todo era un invento del que contaba- y, fiel al estilo lanthimoniano, siguiendo hasta el final su historia de una mujer a quien se le da un cerebro nuevo y tiene que aprender cómo es la sociedad humana. Muy hermosa visualmente, con un humor socarrón muy particular y grandes actuaciones de la protagonista (y productora) y de Mark Ruffallo.

Pobres criaturas

Hasta ahora, su último estreno es "Tipos de gentileza", una película de más de dos horas y media, con tres historias que se complementan, aunque sean independientes entre sí y con los mismos actores (Stone otra vez, el gran Willem Dafoe, Jesse Plemons). El tema principal es sobre el dominio que algunos ejercen sobre otros, de diferentes formas y también diversos resultados. Basada en un guion original, el asunto parece menos importante que otras obras del autor. Si tengo que elegir, para mí es claro que el mejor y el único plenamente logrado es el cuento del medio, con su policía cuya esposa ha sobrevivido a un accidente pero él cree que no es ella. Creo que es el único en que se ve el estilo del autor al servicio de una historia interesante, incluyendo los actos absurdos, el final -que no contaré aquí- y algún chiste que no se ve venir, como el de los videos que el policía quiere ver para recordar a la esposa aún no encontrada.   

En resumen, un director muy personal, que evidentemente no tiene interés en realizar un cine convencional y dueño de un humor muy especial, no para todos los gustos. Por momentos me hace recordar a su contemporáneo sueco Ruben Östlund (Force Majoure, El triángulo de la tristeza) por sus sátiras a las sociedades burguesas contemporáneas y por otros al maestro austríaco Michael Haneke, empeñado en mostrarnos el mundo tal como es y no como quisiéramos que fuera. Jorgito debería sentirse halagado.

 

Pasemos a los YETPAP, que no sé si fue por Jalogüin o por el 2 de Noviembre, pero la Parca anduvo con la mano caliente:

Y.E.T.P.A.P. (Ya Es Tarde Para Afiliarse a Previsión)

+ PAUL MORRISSEY (86) - No es el cantante inglés asexual y vegetariano (y talentoso músico, en mi humilde opinión) sino un director neoyorquino que se hizo conocido -ya que no famoso- gracias a su colaboración con Andy Warhol. Varias películas antes atribuídas al singular artista plástico fueron al parecer realizadas únicamente por el Paul. Por acá, la gente curiosa pudo conocer a sendas versiones disparatadas de Drácula y Frankenstein y la trilogía "Flesh", "Trash" y "Heat" con muchos desnudos masculinos y onda under. Con los años se volvió medio facho, como tantos de nosotros.


+  SUZANNE OSTEN (80) - Directora sueca de la que aquí sólo se estrenó su segundo film, "Los hermanos Mozart", una comedia absurda sobre músicos enfrentados a ideas novedosas que no era demasiado graciosa o es que el humor sueco no es para uno. Con presencia importante en festivales, ya que no en la taquilla, se ha elogiado "Habla, está muy oscuro" (1993) sobre el encuentro entre un judío y un neo nazi en un tren. Su última película fue en 2016.


+ TERI GARR (79) - Pudo haber estado en lugar de Kim Basinger en "9 semanas y media". Fuerte estaba, como sopapo de padrastro, pero en general no explotó su cuerpo sexy y trató de forjarse una carrera como actriz con todas las letras. Bastante desaprovechada, sin embargo llegó a estar en películas exitosas como "El joven Frankenstein"; "Tootsie"; "Encuentros cercanos del tercer tipo", "Tonto y retonto", "La conversación" de Coppola y "Después de hora" de Scorsese. Y mucha televisión hasta 2011. La mató la esclerosis múltiple, una enfermedad cruel como pocas.


 

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SEAN LOS ORIENTALES TAN ENFERMOS COMO ESTÚPIDOS (XVI)

ACLARACIÓN PREVIA: Nadie me lo pidió, pero aclaro desde ya que si parece por lo que escribo que yo era un crack que siempre contestaba brillantemente y nunca perdía una discusión, nada más alejado de la realidad. Mil veces me reproché por qué dije esto o por qué no dije lo otro. Y si aprendí muchas cosas de la vida -y superé algunos problemas de personalidad derivados de una familia problemática- fue por muchos errores y muchas veces que tuve que derrotar miedos y encarar para adelante, casi porque no había para donde ir para atrás. Hice lo que pude, lo mejor que pude y a veces -sólo a veces- lo hice bien. Como la vida misma.  

-Es un abogado, contestó mi jefa -a su vez también abogada- cuando le dije que era un disparate que cierto mequetrefe ascendiera a jefe de algo, muy poco después de haber ingresado a la mutualista y sin tener conocimiento ni siquiera de las (pocas) tareas que tenía que hacer. 

-Eso sólo quiere decir - contesté- que sabe de Derecho, suponemos. ¿Pero sabe atender al público de la salud? ¿Sabe coordinar traslados de ambulancias? ¿Sabe dirigir la puerta de Emergencia? Esto no es un juzgado, es una mutualista. No me digas que es abogado como si fuera la prueba de que es un superdotado. Está ahí por acomodo, no por méritos. 

Lamentablemente, aún en pleno siglo XXI muchísima gente cree que tener un título universitario te pone en una situación muy superior a quienes no lo tenemos. O sea, si vos sos médico yo no te voy a discutir cómo se hace una cirugía de apéndice. Pero no me voy a arrodillar antes vos ni te voy a dejar el Garoto de chocolate blanco.


Yo tenía la teoría que en un par de especialidades había algún que otro catedrático en la Facultad que les recomendaba a sus estudiantes de Medicina que salieran a soretear abiertamente cuando se recibieran. Concretamente, en Neurología y Otorrinolaringología, porque no parece casualidad que muchos de esos nuevos especialistas vinieran desde el pitazo inicial del árbitro con ínfulas de "acá mando yo" y "yo soy médico y vos sos una mierda". 

A un par de ellos los encaré y -resumiendo- les dije que yo era el jefe de las empleadas que lo habían atendido y no él y que no tenía que darles órdenes que se le cantaran el culo al tipo, ya que los administrativos que lo llamaban (en su inmensa mayoría, chicas jóvenes y bastante nuevas) ya tenían bien claras las verdaderas órdenes. Y que si esto se repetía Yo Jefe iba a hablar con (y ahí lo señalaba con el dedo) su Jefe Médico para que se ubicara. -Que usted sea Médico, uno más de los más de 1000 médicos de la mutualista, lo único que quiere decir es que sabe más de Medicina que nosotros, nada más. Usted acá no manda a nadie. En un caso, más o menos se la bancó y en el otro, me echaba víboras, cuchillos y calaveras por los ojos, como en las historietas, pero no dijo nada.

¡Cuántas veces pedían número para un médico en Despacho y no había y decían: -pero yo soy abogado, ingeniero, arquitecto, escribano, periodista, diputado... Según mis cálculos de Ojo por Ciento, la mitad de esas aseveraciones era falsa y, obviamente, no cambiaba la situación. Incluso un par de veces el que comenzó siendo abogado, terminó -en su relato, claro- con el título de ingeniero. 

Los uruguayos somos unos gauchos bárbaros. Indómitos, anarquistas, libertarios, enemigos de la burocracia y de los papeleos inútiles... sólo cuando nosotros tenemos que cumplir órdenes. Somos garroneros y jodedores como el que más. La tarea de coordinar día y hora para policlínicas, análisis y semejantes es un excelente ejemplo de lo que digo y lo voy a desarrollar en la siguiente columna.  

   

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