Holos, en este espacio se me dio por tener estos arrebatos de meter rostro y ponerme a hablar y escribir sin saber. ¿De qué? De nuestra Historia, la misma que a veces en campaña política es deliberadamente dejada de lado porque se la ignora (a las pruebas me remito) o porque simplemente es más conveniente.
Así, por desconocimiento o por un cuestionable beneficio al discurso, hoy día las identidades partidarias se hacen borrosas, los signos distintivos se van diluyendo y todo queda más o menos confundido en un mejunje multicolor, dejando a la Historia en el estante más alto y el relato -anteriormente teñido de épica en un sentido glorioso- se matiza.
Como dijo una encumbrada líder política: “Son episodios y hay que seguir”, y lo vamos a hacer pero acá no vamos a ignorar los hechos dados hace tanto tiempo y, menos que menos, vamos a glorificarlos.
El episodio de la Guerra Grande que venimos relatando, no fue más que un estipulado de mutua destrucción y daño colateral que significó tener dos ejércitos enfrentado que reclaman ser los dueños de la orientalidad. Hoy, buscando continuar con el tema, me permito jugar al entrevistador y convoco nuevamente a Nicolás Yeghyaian, profesor de Historia, comunicador y hoy parte del staff del programa radial “13 a 0”, de donde supieron salir grandes baluartes y excelentes profesionales del periodismo y la comunicación (aunque también salieron Reyes y Díaz, digamos todo).
Nicolás estuvo ayudándome a relatar y así entender qué fue el Sitio Grande, momento trascendental de nuestra historia en donde las fuerzas de Oribe sitiaron a la capital y, como dijimos en la entrega anterior, se daba la particularidad de la coexistencia de dos estados enfrentados entre sí, el de Montevideo y el del Cerrito.
Le preguntamos en principio a Nicolás cómo funcionaba esta modalidad de enfrentamiento, tratando de entender sobre las estrategias y tácticas utilizadas por los bandos enfrentados durante este asedio:
“Son guerras de desgaste. Es decir, que a diferencia de otras guerras donde de repente se busca eliminar al enemigo, en estas guerras lo que se busca es desgastarlo hasta que se rinda. Por lo tanto las estrategias que se utilizan son las de bloqueo. La Guerra comienza justamente con Francia bloqueando el puerto de Buenos Aires, bloqueando a Rosas. Esto no termina resultando porque a Inglaterra lo que le interesa es la libre navegación de los ríos, entonces que Buenos Aires esté bloqueado no parece buena idea.
Mientras tanto, Oribe sitia Montevideo e intenta aislarlo a Rivera dejándolo recluido en un rinconcito muy pequeño de Montevideo. Esto no vamos a decir que fracasa, pero digamos que no logra hacer que Rivera se rinda o que, mejor dicho, Montevideo se rinda, porque Montevideo está auxiliado y comunicado a través del Río de la Plata por Francia e Inglaterra. Entonces por ahí, si bien afecta a Montevideo, ese bloqueo no lo termina de hundir como para que se rinda”.
Aparte de hablar de cómo se llevaba adelante el asedio, le consulté sobre quiénes efectivamente participaron en este conflicto. No hay muchas sorpresas, ya lo hemos visto, antes con la influencia de los caudillos arrastrando tras de sí a cantidades de seguidores a pelear sus batallas y, ahora, algunos años después, vemos la misma injerencia extranjera y otras medidas para ayudar a obtener más soldados:
“Hay una medida política muy particular que toma Rivera que es la liberación de los esclavos, la abolición de la esclavitud en 1842, para que esos esclavos, ahora libres, se unan al ejército y peleen con él contra Oribe. Aproximadamente unos mil doscientos africanos o afrodescendientes dejan de ser esclavos de sus amos para pasar a ser soldados forzosos del ejército de Rivera. Es decir, salen de una y se meten en otra. Es una de las tácticas que utilizó Rivera para reforzar cuantitativamente a su ejército. Los ejércitos rondan los 10.000 soldados más o menos de uno y otro lado pero el ejército de Montevideo tiene el apoyo muy fuerte de la Armada, tanto de la británica y sobre todo de la francesa”.
Acá es bueno recordar que a partir de la Constitución de 1830, no nacía nadie esclavo, pero los que ya lo eran, seguían en esa condición hasta esta picardía Riverense, siempre tan simpático a la hora de mandar a otros al muere.
La cuestión es que, con sus propios ejércitos, leyes, sedes parlamentarias, se configuran los dos estados enfrentados a muerte y se definieron así:
La Defensa: apoyos extranjeros llegados vía portuaria, comida, dinero y productos suntuarios. El presidente de la defensa cobrará de manos de Francia la suma de $40 mil mensuales. Si bien Rivera es quien queda en un principio a cargo de dicha defensa, paulatinamente va siendo dejado de lado al punto que se elige a Joaquín Suárez de presidente, y la oligarquía capitalina, la élite montevideana, tomaba el poder desconociendo a uno de los causantes de esta guerra y dejándolo fuera de cualquier toma de decisión.
Por otro lado tenemos el gobierno del Cerrito: se autoproclamó el “gobierno legal”, funcionaba como otra capital frente a Montevideo. Oribe restituye las cámaras disueltas por Rivera en 1838, y éstas eligieron un nuevo presidente.
Adivinaron: el elegido fue Oribe. Nacía la Villa de la Restauración (hoy La Unión), su calle principal originalmente nombrada José Artigas, pasaría a llamarse 8 de Octubre. No tenía puerto, así que se habilitó uno en el Buceo donde todavía vemos la Aduana de Oribe, por el Camino del Comercio transitaban para sus transacciones, hoy la calle Comercio. En definitiva, era un verdadero estado… como el de La Defensa. Estos estados enfrentados entre sí por ocho largos años influyeron en la identidad de nuestro país, marcaron para siempre los destinos del mismo y sobre todo, por incontables años definió a nuestros partidos fundacionales:
“Esta lucha afecta sobre todo en la identidad de los partidos tradicionales, porque los blancos quedan dominando la campaña y los colorados quedan dominando una partecita de Montevideo. Además, la composición del Ejército Blanco y el proyecto de Oribe estaba muy vinculado a Rosas y a la Confederación y, por otro lado, el proyecto Colorado estaba muy vinculado a las fuerzas internacionales: inglesas, italianas, francesas, en definitiva, la burguesía internacional.
Esto hace que la identidad de los partidos tradicionales, hasta la década del 60 del siglo XX por lo menos, haya sido: los Blancos son del campo, más americanistas y un poquito más conservadores, y los Colorados son progresistas, internacionalistas en el sentido de la burguesía internacional y vinculados a Montevideo”.
La Guerra Grande dio a luz al Sitio Grande, una de las mayores incongruencias de nuestra historia. Un país casi despoblado, desangrándose en luchas internas, dividido entre dos gobiernos y dos estados, cada uno con sus propias leyes e instituciones. En medio de este enfrentamiento fratricida, ambos bandos y el país todo, se vieron obligados a pagar un alto costo.
De estos costos, de cómo continuó el Sitio, de sus consecuencias, de su fin y de las marcas que dejaron en la sociedad, hablaremos más adelante.
Como siempre: ¡NO ME DEJEN SOLO! ¡No nos dejen solos!
Aqui estamos!!!
ResponderBorrarSigo desasnándome (o como se escriba)
Gracias Dollo, creo que está bien escrito jajajaja
BorrarEstupenda columna y gran participación del profe. 👏
ResponderBorrarIncreíble la onda y disposición de Yeghyaian. Gracias por estar al firme!
BorrarQuizás ya lo mencioné, pero qué pena que no se conozcan tanto estas historias. Me acuerdo que la única práctica docente que dí fue sobre este periodo. Una de las pifias que me mandé fue decirle "Presidente de Argentina" a Rosas. Bien echado estuve del Ipa
ResponderBorrarEn la columna de esta semana el Profe. Nicolás Yeghyaian justamente hace mención de algunos de los motivos por los que se deja parte de esta historia convenientemente en rincones alejados. La construcción de nuestra identidad necesita de ciertos olvidos y ciertas negligencias. Gracias Diego por estar en cada entrega al firme leyendo y comentando.
BorrarMuy buena Tatanka, refresque conceptos olvidados, hace mucho que deje la escuela. Siga adelante no se achique. Aca estamos
ResponderBorrarGracias Sinca, muchas gracias. Vamo que vamos!
ResponderBorrarInteresante el devenir de nuestra historia. Y, esto va por mi cuenta, cómo el objetivo de los viejos partidos tradicionales nunca fue el bienestar de los habitantes, sino intereses personales o de clase. Por eso no nos enseñaban en la escuela estas cosas. Para que no se nos dé por pensar barbaridades. Ah, y para que no nos demos cuenta que los primeros caudillos tradicionales eran unos papasfritas, como Oribe, que por algo solo le dieron una callecita en el Buceo como herencia, que intentó bloquear una ciudad como Montevideo, DEJANDO EL PUERTO LIBRE. Mamita, y a eso le llamaba pensar...
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