Tantos traumas como personas en el mundo, o más, porque seguro muchos tenemos más de uno. Mientras no los reconocemos y tratamos de entendernos nos afectan hondamente, son heridas psicológicas que se manifiestan físicamente en nuestro cuerpo de muchas formas. Las peores, para mí, son el dolor físico y la sensación de que vamos a morir.
Como mencioné en la columna anterior, yo sufrí abuso sexual, fue durante gran parte de mi niñez. Mis traumas son consecuencia de eso en su gran mayoría. Muchos pueden creer que las secuelas psicológicas que puede tener una persona abusada o violada van a impedirle o limitarle sus vínculos sexuales o sus relaciones de pareja. Y sí, puede pasar, pero puede que no también.
Los traumas pueden afectar en cualquier cosa
hasta en algo que nos parezca imposible o ridículo, como que te moleste la
gente que mastica chicle. Así es… una de las cosas que reconozco que tiene que
ver con haber sufrido abuso es que me molesta sentir el olor de todos, pero
sobre todo el olor dulce de la menta de los chicles, además de que me molesta
escuchar la masticación y el tronar de burbujas de aire que hacen algunas personas
cuando mastican... ni que hablar de los que hacen globos. Me desespera, me pone
de mal humor, hasta he tenido ataques de ansiedad. La molestia es tal que no me
gusta la palabra chicle, leerla ahora mientras escribo y corrijo este texto me
irrita. Sí, señores, cariadísima pero consciente, jajajaja…
Cuando se
minimiza algo que una persona padece o sufre, esa persona lo traduce en “lo que
te pasó es una pavada”, “lo que sentís no está bien “, “no sos importante”, etc.
Y así revolvemos su herida, le provocamos nuevamente dolor y limitamos un
camino de sanación. Cuando el cuerpo guarda dolor,
enferma. El cuerpo se llena de pequeñas heridas que se acumulan y duelen, y nos
convertimos en un cúmulo de no poder cosas. Y es real: no podemos.
¿Cuántas veces escucharon a alguien quejarse de que una persona con depresión “no
hace nada por estar bien”? Miles. Bueno, la verdad es esa: no puede solo, así como
así, hacer algo. Y, probablemente, todo lo que intente
en principio serán errores que terminen en recaída.
Los que acompañamos tenemos la oportunidad de aprender de paciencia, empatía y frustración.
Pero hay algo que debemos tener claro: nunca será cómo ni cuándo nos parece. Todos tenemos nuestros tiempos y formas de sanar. Cuando se enfrenten con alguien así, escúchenlo y si no se les ocurre nada qué decir no importa, porque
con escuchar y demostrar interés es suficiente. Hasta sería mejor que si se les
ocurre decir algo lo piensen de nuevo, tal vez callar sea la mejor opción.
Y si así y todo
les cuesta entender, piensen en esta frase que no sé quién la dijo, pero la
repito como mantra: “mi problema es importante porque es mío, aunque a otro le
parezca estúpido”.
Y sí, esto está
escrito al parecer entreverado porque hablo parándome en todas las personas, porque en algún momento tuve que actuar desde todas ellas. Estuve queriendo
morir, acompañando a quien sentía dolor y viendo cómo otres se acompañaban. Desde
donde estén siempre pueden hacer algo para cambiar la realidad de otre. Aunque
parezca insignificante les prometo que no lo es.
Qué afortunados y afortunadas de leerte acá y en la vida misma.
ResponderBorrarGracias especialmente 🫂💜
BorrarDoy fe de esto, en los momentos más mierda que nunca imaginé pasar, una barra hermosa de cariados estuvo (y por suerte está) ahí, aunque sea para contar chiste de Chupito y Chupame. Los traumas no desaparecen, pero se aquietan, se sosiegan, se ponen en mute. Gracias loca, tremendas columnas muy voz: fuerte y al medio!
ResponderBorrarMe identifico mucho con lo leído, tengo, obviamente varias de esas caries, ej: no soporto las demostraciones de amor pero las necesito, así que para mi el amor es compañía, chistes y bobadas o directamente silencio. Horrible lo mío. Gracias por compartir!!
ResponderBorrarOjala todos valoren el superpoder de "estar" en la vida del otro, en todo sentido del "estar" y de la manera que se pueda "estar". Por más columnas de Emy Li :)
ResponderBorrar🫂💜
BorrarGracias por compartir Emy Li.
ResponderBorrar💜
ResponderBorrarQue bueno leer algo que aporte mucho al poder tener más conciencia sobre los otros, sobre sus mambos por usar otra palabra. Uno no tiene ni puta idea lo que el otro pasa o ha pasado y muchas veces somos duros usando de parámetro nuestras vivencias o de ser muy cercanos.
ResponderBorrarEs muy lindo estar para los demás y q los demás estén para uno cuando se necesita, y cuando no también.
ResponderBorrarAbrazo grande!
Estás columnas nos enseñan mucho, gracias Emi por tu valentía y seguir para adelante.
ResponderBorrarGracias a todos!!!
ResponderBorrarComo dijo Tatanka: fuerte y al medio. Sos muy valiente chiquilina.
ResponderBorrarHermosa columna Emy Li. Estar traumatizado es estar fragmentado, tener piezas de un puzzle que no encajan y algunas están perdidas porque para sobrevivir hay que olvidar. Por suerte hay personas como tú que saben del valor de una palabra justa o de un silencio compartido. Es como dices, no minimizar el sufrimiento del otro sino en la humanidad compartida honrar ese dolor. Gracias
ResponderBorrar🫂💜
BorrarMuchas gracias por compartir estas vivencias. Uno siempre ve rostros pero no historias, y esto es el recordatorio de ello.
ResponderBorrarMuy valiente tu columna. Muchas gracias
ResponderBorrarLa alegría saberme de tus palabras, voz y oídos.
ResponderBorrarConmovedora, certera, valiente. Gracias por decir.
ResponderBorrarLo que acabas de escribir, solo lo pueden hacer una mujer valiente como vos.
ResponderBorrarHermoso leerte!!! Divina columna
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