Mayo. Mes de la Memoria (Parte 1)

En esta oportunidad me voy a poner a hablar de algo que nos atañe a todos (o al menos, debería).

Este mes de mayo, como todos ustedes saben, es el mes de la Memoria, que en este 2024 nos convoca a todos el lunes 20  a las 19 horas para marchar desde su ya histórico punto de partida desde la Plaza de los Desaparecidos en América, en la esquina de Jackson y Rivera. Un evento que cuenta con cada vez más adhesión, y en donde todos marchamos en silencio recordando a aquellos que todavía seguimos buscando.

Aunque esta fecha para mí no siempre fue así. Les cuento: yo me crié en una casa donde de estos temas no se hablaba.

Si bien en mi primer posteo hago un raconto de lo que fue mi vida, no está de más volver sobre eso ahora. Soy de Montevideo, pero desde los 6 años, merced a la profesión de mi padre, nos fuimos a vivir a varios lugares del interior. A los 21 años yo me vuelvo a Montevideo y mi familia sigue su vida viviendo en Minas, hasta el día de hoy y ahí se van a quedar.

Mi núcleo familiar se compone por mi padre, como ya dije, mi madre y dos hermanas, que viven todos allá en la capital serrana. Adoro a mis padres y a mis hermanas, y tengo la suerte de contar con el afecto de ellos.

Con respecto a la política, nunca en casa se habló de partidos políticos. Nunca se habló de historia reciente, nunca se escuchó a Zitarrosa ni a los Olimareños ni a Larbanois-Carrero. Mucho menos al Sabalero. Todo eso lo fui descubriendo a medida que me hacía grande e iba haciendo mi vida solo.

Jorge Batlle y Luis Hierro López (presidente y vice) el día de la asunción en el Palacio Estévez, el 1 de marzo de 2000.

Creo que el primer acercamiento al tema político partidario fue a los 16 años, cuando me tocó vivir las elecciones de 1999. En mi casa nunca me dijeron “tenés que votar a tal o cual”. Quizás daban por descontado de que iba a votar a los colorados o a los blancos. Pero sí, en esa elección de 1999, sentí por primera vez la aversión a “los bolches”. Que básicamente era todo lo que sea del Frente. Sin matices. “Todos bolches”.

En 2002 fue mi primer tanteo de vivir acá. Residencia estudiantil, obviamente todos del interior. Y la mayoría, jóvenes conservadores, en mayor o menor grado, unos “Bautis Giles”. Hasta el punto incluso de que había opiniones un poco extremas sobre los tupamaros que harían sonrojar a Gavazzo.

El libro "La Subversión" editado por la Junta Militar; Revista "El Soldado", editada por el Centro Militar.

En su momento tuve la posibilidad de leer “Las Fuerzas Armadas al Pueblo Oriental”, unos libros donde “documentaban” las acciones guerrilleras. También alguno de los fascículos de la revista “El Soldado”, órgano editorial del Centro Militar. Yo vichaba todo eso. No sé si mi padre estaba al tanto. Supongo q sí. Quizás ya se dieron cuenta, mi padre fue militar. O es, porque nunca dejan de serlo aún después del retiro.

Con ese trasfondo, viví la crisis de 2002. El cuco de los saqueos y el levantamiento izquierdista estaba, quizás no muy extendido pero estaba. Más que nada porque todos teníamos en las retinas lo que había acontecido en Argentina en diciembre de 2001. Yo estaba cursando la vieja Liccom (que ahora es la Facultad de Información y Comunicación). Y el ambiente estudiantil estaba un poquito agitado. Aunque yo no participaba de las asambleas, no era “político”, al menos no partidario de la corriente que predominaba entre los estudiantes. Mi padre me decía "no digas que sos hijo de militar". Yo nunca entendí demasiado esa advertencia, o esa preocupación de que esa condición fuera un impedimento. Lo cierto es que por la crisis tuve q dejar la licenciatura y volver con mi familia, que en ese momento estaba viviendo en Treinta y Tres, por lo que mi pasaje por Montevideo en esa oportunidad fue breve.

Juan Gelman. Poeta y periodista argentino. El 31 de marzo del 2000 pudo encontrar a su nieta, Macarena.

En el medio, Batlle, que se habrá mandado mil cagadas, tuvo un acierto: haber creado la "Comisión para la Paz". Si lo hizo por cálculo político o por una real preocupación por la búsqueda de los desaparecidos, no lo sé. Pero era algo que a mí me llamó un poco la atención, más allá de la participación de figuras como Lisa Cuesta o Juan Gelman. Tuvo la virtud de poner sobre la mesa por primera vez la cuestión de los desaparecidos y la responsabilidad del Estado. Pero de esto me enteraba por algunos trascendidos en el informativo, ya que en casa no se hacía comentarios sobre eso, y más allá de alguna noticia suelta, no vi demasiada cobertura. No fue algo que me interesase o no, viviendo en el interior. Simplemente no conectaba con eso, era una onda "ojalá que los encuentren y podamos pasar de página de una vez".

Ya terminando el período de Batlle, vivía en Minas, donde trabajé en una radio y cursé en la UTU una carrera terciaria de 1 año. Y miraba de refilón la posibilidad de volver a Montevideo, que dicho sea de paso, era lo que siempre quise. Nunca me hallé en el interior más allá de haber terminado el liceo, consideraba que las opciones para mí no eran muchas. Y ni para los jóvenes de 18 años, que salvo que seas funcionario de la Intendencia o hayas nacido en cuna de oro, solo te quedaba algún laburo no muy bien remunerado o ser milico raso o agente de policía.  Así que a finales de 2004 me volví a probar suerte acá, empecé a trabajar en un supermercado y fui haciendo carreras (sin terminar): el IPA, licenciatura en Historia en Humanidades, la Escuela de Administración hasta que finalmente enganché la Licenciatura en Educación, la que por suerte pude terminar.

En ese periplo, mi mirada sobre la política fue haciendo un cambio. Un gran cambio. Aquel muchacho que en 2005 entró al IPA, que luego pasó por la facultad, más los avatares de ser en su momento empleado de comercio en el más bajo escalafón, hizo que experimentara en carne propia muchas situaciones que me sacaron de esa “burbuja de derecha” y me ampliaron la mirada. Sumado a eso que cuando me vine ya se había dado el primer triunfo del Frente, que no voté pues puse el voto por Larrañaga. Aún así, la sensación que tuve viviendo en Montevideo por esa época fue de un cambio de energía para bien ("Festejen uruguayos, festejen") en toda la sociedad, una sensación de esperanza y que de cosas buenas iban a venir.

Tabaré y María Auxiliadora, en el balcón del Hotel Presidente, luego de la victoria del Frente Amplio en la 1ra. vuelta de las elecciones de octubre de 2004.

El primer gobierno de Tabaré habrá tenido alguna sombra, pero tuvo muchas luces, con Danilo en Economía y el Pepe en la pata popular, que me fueron cambiando en mi forma de verlos. No eran "tan malos", ni terminaron llevándose los niños a Cuba ni a Rusia. Encaminaron el país. Y eso hizo que me fuera "convirtiendo", cosa que nunca hablé hasta el día de hoy con mis padres. Pues aún hoy no hablamos de política. Creo que ellos igual sospechan algo. Quizás un día "salga de la urna" y me confiese. Quizás no. Ya abrazado a la causa frenteamplista, en 2009 voté al Pepe, en 2014 trasladé la credencial para acá y voté a Tabaré (en la primera vuelta voté a la Unidad Popular, mirá si me habré pasado de zurdo) y en 2019 a Daniel.

Lo dicho, más las realidades laborales que me tocaron vivir, ya sean propias o de compañeros y compañeras de trabajo, en los ámbitos estudiantiles donde participé y vivir acá en Montevideo fueron los artífices fundamentales de ese cambio de mirada. Luego tuve trabajos que me hacían visitar establecimientos comerciales desde los lugares más copetudos hasta los más humildes. Vi a la gente que concurría, a los “chetos” y a los “pobres”. Vi a la gente que iba a trabajar en los lugares de los ricos, compartía bondi con ellos de ida y de vuelta. Veía sus caras, los escuchaba hablar, que tenían q pagar cuentas, que la plata no daba. Que la inseguridad, que hay que ver cómo llevar a los gurises a la escuela, etc. En suma, ví las estructuras de la sociedad funcionando y me parecía que no estaba bueno, que las cosas debían cambiar.  Y eso era para mí, una tarea de la izquierda (o de una izquierda, que quizás estaba en el Frente, quizás no, pero sin duda no estaba en los colorados ni mucho menos en los blancos).

Y estaba esa deuda para con todos. Estaba el compromiso de ir a los cuarteles y buscarlos. Al poco tiempo, la tierra habló. Los primeros hallazgos le movieron el piso a una sociedad entera. Porque algo que se había negado oficialmente, se desmentía con la aparición en 2006 de los restos de Fernando Miranda en el Batallón 13 y de Ubagésner Chávez Sosa en Pando. Y para mi, nada fue lo mismo.

Les dejo este video, con la canción final de la Contrafarsa 2006: "La tierra habló", que creo que tiene la gran virtud de poner en palabras algo muy difícil de transmitir. La semana que viene la seguimos.

Comentarios

  1. Gracias Diego por compartir.
    Es lo que tiene Montevideo, vuelve zurda a la gente :).
    A modo de compartir en parte ciudad, naci y vivi en Minas hasta 1982 (hasta los 8 años), frente a la plaza Rivera, rodeado de azules, no de verdes :)
    Mi viejo, que en ese momento era zurdo en Minas, (de ideas contrarias segun algun pariente materno), siempre recordaba que en Lavalleja fue uno de los lugares donde gano el si en el plebiscito del 80.

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    1. Ahí frente a esa plaza hay una seccional policial. Y mismo en Minas hay 4 reparticiones militares. Incluso creo q llegó a funcionar una sede del liceo militar, cuando había más por el país y no sólo uno como ahora. Y tu viejo ser zurdo en esa época la verdad q es un héroe. Gracias por leer

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  2. Los que somos del interior a casi todos nos pasó lo mismo. Buena columna. Abrazo

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