Un exorcismo para los exorcistas


En las típicas conversaciones cinéfilas si se pregunta por una película que se considere ícono en el género de terror, muchos se inclinarán por nombrar a “El Exorcista”, el clásico de 1973 dirigida por William Friedkin. Desde el momento de su estreno se transformó en un fenómeno que ha sabido permanecer con el paso del tiempo y que se ha intentado replicar en un sinfín de oportunidades, con mayor o menor éxito. 

En estos días se ha estrenado en cines la última película sobre la historia de un exorcismo llamada “El ritual”, dirigida por David Midel y protagonizada por Dan Stevens, Abigail Cowen y Al Pacino. 

Este subgénero del cine de terror que supo brillar en la década del setenta con la película de Friedkin se encuentra en un momento de crisis ya que venimos de años con una serie de estrenos que no han colmado las expectativas y se pueden considerar malas o muy malas. 

Lamentablemente esta nueva película sigue por esta senda al entregarnos una historia que no termina de enganchar en ningún momento. Se repite la fórmula de siempre en este subgénero: un sacerdote joven con su crisis de fe y uno veterano de mil batallas deben unir fuerzas para ayudar a alguien presa de los demonios, luchando así por liberar su alma. 



Sobre la historia se nos cuenta que está basada en un hecho real: una de las sesiones de exorcismo más documentada de la historia de Estados Unidos. 
Así, el padre Joseph Steiger, interpretado por Dan Stevens, será el encargado de documentar y ayudar al padre Theophilus, interpretado por el gran Al Pacino, en el proceso de exorcismo de la joven Emma Schmidt, a quien da vida Abigail Cowen. 
En materia de lenguaje cinematográfico uno de los elementos que siempre ha sido muy importante es el montaje, que consiste en unir diferentes planos buscando que eso genere emociones en el espectador y así construir la narrativa de la historia. En esta película se falla mucho en este aspecto, a lo largo de su visionado vemos cómo se cambia constantemente de cámara lo que nos lleva a ver a los actores desde diferentes perspectivas, pero sin lograr el efecto de generar tensión o incluso el más mínimo miedo. A esta insistencia en cambiar de plano se suma la inestabilidad en la cámara, efecto que se utiliza normalmente para crear desequilibrio e incomodidad en el espectador. De nuevo, en este caso, no se logra el efecto buscado. 

Estamos en una época en la que visualmente, tanto en el caso de series como de películas, tenemos productos que se ven muy bien. Aquí también hay un fallo en esta película, a lo largo de su visionado parece que estamos ante una película que fue hecha para televisión en la década del 90, algo que para este 2025, a no ser que sea buscado a consciencia, no termina de funcionar. 



Los actores hacen lo que pueden con el guion, las actuaciones se lucen planas, es por esto que sumado a los fallos que venimos enumerando al completar el visionado el resultado final no sea satisfactorio. Algo en lo que no puede fallar una película de terror para ser considerada buena, y que en este caso falla, es precisamente que no genera miedo, ni siquiera incomodidad ni tensión. El momento del clímax del exorcismo peca de esto también, por lo cual la resolución no causa el impacto buscado. 

Es una pena que de un tiempo a esta parte las películas que tienen como tema central la posesión demoníaca no hayan logrado un mínimo grado de calidad. A los espectadores que les gusten este tipo de historias no les queda otra que esperar el estreno anunciado de una nueva secuela de la saga de “El Exorcista”. Después de la pésima “El Exorcista: Creyentes” de 2023, la dirección de esta nueva secuela estará a cargo de Mike Flanagan, quien se ha encargado de productos de muy buena calidad dentro del género de terror, como las series de Netflix, “La maldición de Hill House”, “Misa de medianoche” y “La maldición de Bly Manor”, entre otras. 

De no funcionar este nuevo producto los fanáticos tendrán que contactar a su sacerdote de confianza, para realizar el ritual necesario para exorcizar los demonios de la mala calidad que vienen destruyendo las almas de las ideas relacionadas con este subgénero... recemos por ellos.   





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