![]() |
| Una radio antigua apagándose, con las luces de sus válvulas extinguiéndose una por una. |
Réquiem por un Programa y un Año que se Desangra
Buenas noches... Y buena suerte.
Introducción: La Última Frecuencia
¡Oh, estimado lector! Abro con un
aviso, que tal vez le sugiera amenaza. Voy a abusar de su tiempo, porque por
ser la última entrada de este año que va en salida, tengo mucho para cerrar.
Estoy empezando a convencerme de
esa conclusión ineludible: los sistemas se degeneran. No importa cuán bien
diseñados estén, cuánta corriente les inyectes, cuántos parches de emergencia
implementes. Eventualmente, alguien en la cúpula directiva decide que la
"optimización de recursos" es un eufemismo más elegante que
"despido masivo", y que "reestructuración estratégica"
suena mejor que "clausura por incompetencia gerencial".
Permítame, ¡Oh, estimado lector!,
presentarle el epitafio radiofónico de 2025: M24, ese medio de comunicación que
alguna vez pretendió ser diferente, acaba de demostrar que al final, todos
bailan al mismo compás del mercado. La dirección, en su infinita sabiduría
contable, decidió que "Todo Por La Misma Plata" y toda la
programación del radio, era exactamente eso: prescindible, intercambiable, una
línea más en la hoja de cálculo que había que tachar para que los números
cierren. Andrés Reyes, Belén Zorrilla de San Martín, Santiago Díaz, Johana
Gane... nombres que se suman a la larga lista de talentos sacrificados en el
altar de la "viabilidad económica". Porque en este país, hacer radio
inteligente, crítica, honesta, es un lujo que aparentemente ya no nos podemos
permitir.
La Estafa Piramidal de los Medios: Cuando el
Contenido es lo Primero que Cae
Si en una entrada anterior hablé
de la estafa piramidal de los sándwiches mixtos, donde el "Y" se
transformó en "O", aquí tenemos la versión mediática: de
"información Y entretenimiento" pasamos a "pauta publicitaria O
cierre". La lógica es implacable: en la base de la pirámide están los
comunicadores, los que sudan, los que generan contenido, los que conectan con
la audiencia. En el medio, los productores, técnicos, el personal que hace que
todo funcione. Y en la cúspide, por supuesto, los directivos. Esos que nunca se
enteran de cuántos watts consume el transmisor, pero saben al dedillo cuánto
cuesta cada segundo de aire.
¿Y qué pasa cuando la pirámide
colapsa? Los de arriba saltan en paracaídas dorado. Los del medio buscan
desesperadamente dónde aterrizar. Y los de abajo... bueno, los de abajo se estrellan
contra el concreto de la realidad laboral uruguaya, donde "experiencia y
trayectoria" es un asterisco al pie de página que dice "no garantiza
continuidad laboral".
M24 decidió que su problema era
el contenido. Sí, leyeron bien. En un medio de comunicación, el problema era lo
que comunicaban. Yo para mí, pienso de qué, es el propio ejemplo de la lógica
empresarial contemporánea: si el producto no vende, eliminemos el producto.
Mejor aún, eliminemos a quienes lo producen. Total, ¿para qué necesitamos voces
disidentes, análisis profundo, humor inteligente? Podemos poner música enlatada
y automatizar todo. Es más barato, más predecible, más "eficiente".
La ironía, esa compañera fiel de
mis reflexiones, señala que un programa llamado "Todo Por La Misma Plata"
terminó demostrando que, efectivamente, para muchos directivos, todo vale lo
mismo: nada. O mejor dicho, todo vale exactamente lo que cuesta despedirlo sin
generar demasiado escándalo mediático. El sarcasmo aquí es tan denso que podría
usarse como blindaje.
Thanatos Corporativo: Cuando la Pulsión de Muerte
se Viste de Traje
Volvamos a Freud, ese viejo amigo
conceptual. Si en "Eros y Thanatos" hablé de la pulsión de vida como
el parche de seguridad que mantiene el sistema funcionando, aquí presenciamos
el triunfo absoluto de Thanatos. No hay deseo de renovación, no hay impulso
creativo. Solo la inercia destructiva de quien decide que matar es más fácil
que curar, que cerrar es más simple que innovar, que despedir es más
"estratégico" que invertir en talento.
La dirección de M24 activó el
protocolo de autodestrucción, pero lo vendió como "nueva etapa". Es
el equivalente a decirle al Titanic que el iceberg es en realidad "una
oportunidad de flotación diferenciada". Los marineros se ahogan, pero el
capitán redacta un comunicado de prensa sobre "reestructuración de la
tripulación".
Y aquí, el humor negro es la
única herramienta que no se rompe bajo esta carga: ¿Qué diferencia hay entre
M24 y el Titanic? Que el Titanic al menos tuvo la decencia de chocar con algo
real.
El Sistema Operativo Personal: Actualizaciones
Forzosas de Firmware Emocional
Pero 2025 no fue solo el año del
naufragio radiofónico. Fue el año en que mi sistema operativo personal entró en
"modo de recuperación de desastres".
El Hardware que se Descompila: Padre.exe y
Madre.dll
La ELA de mi padre avanza
como un malware implacable, desactivando funciones, borrando comandos,
corrompiendo archivos de memoria motora. No hay antivirus para esto, no hay
firewall que detenga la degeneración neuromuscular. Se supone que estoy formado
para resolver problemas. Pero no hay debug para la muerte lenta, no hay
rollback a una anterior reléase donde papá caminaba sin ayuda, avanzando a paso
firme, hablaba sin esfuerzo, existía sin ese cansancio que se lee en sus ojos.
Los episodios neurológicos
de mi madre son como interrupciones del kernel, fallas aleatorias del sistema
que nadie puede predecir. Un día está bien, al siguiente... no. Es como
trabajar con un servidor inestable, donde cada reboot puede ser el último o
simplemente otro día más de funcionamiento errático. La incertidumbre es un
compañero constante en esta odisea médica, un recordatorio brutal de que la todo
ser humano tiene fecha de caducidad y garantía limitada.
¿El optimismo? Sí, está ahí,
agazapado como un proceso en segundo plano. No es la negación del dolor, sino
la aceptación de que el único código que puedo ejecutar es el del cuidado, la
presencia, la compasión. Thanatos personal transformado en Eros práctico. Es un
chiste cruel del sistema, pero al menos el humor negro no crashea.
El Refactoring Matrimonial: Versión 19.1 con
Parches de Esperanza
Y en medio de este apocalipsis
emocional y profesional, algo inesperado: mi matrimonio parece estar
ejecutando un protocolo de recuperación. Después de 19 años de código
spaghetti emocional (pregúntele a la tía Axl Rose sobre incidentes con
spaghetti o trate de comer spaghetti con tuco sin salpicarse la camisa blanca o
del color que Ustét quiera), de bugs acumulados, de funciones deprecated que
nadie se animaba a eliminar, parece que finalmente encontramos un compilador
común.
No sé si es la crisis compartida,
mi proceso de terapia, o simplemente el cansancio de estar peleando con el
mismo error de sintaxis durante años. Pero hay señales. Pequeñas, frágiles,
como esos indicadores LED que parpadean en verde después de semanas en rojo. No
es el reverdecimiento de un jardín primaveral, es más bien como cuando tu PC
vieja decide arrancar sin problemas un día, y te preguntas si no será una señal
antes del fallo catastrófico final. Pero por ahora, por ahora... hay luz.
Débil, intermitente, pero luz al fin.
El Eros, ese parche de seguridad
emocional, parece estar instalándose. Lento, con varios reinicios necesarios,
pero instalándose. ¿Está mául? ¡Ah, yo creo que no! Pero al menos no estamos
formateando el disco duro y empezando de cero. Eso ya es ganancia.
El Trabajo: Entre el Desprecio por el Sueldo y la
Sed de Sentido
Y llegamos al núcleo del sistema,
al procesador que debería dar energía a todo lo demás pero que funciona al
mínimo de su capacidad: mi trabajo. Ese lugar donde paso la mayor parte
de mis horas “productivas”, donde supuestamente debería encontrar
"realización profesional", pero que en realidad es una jaula organizacional
con aire acondicionado y café (¡Dese un gusto y tome un buen café! Sí, compramos
en El Palacio del Café, haciendo una vaquita entre varios compañeros en la oficina).
No es solo el sueldo. Que sí, es
insuficiente, es una bofetada mensual disfrazada de transferencia bancaria, un
recordatorio de que mi expertise vale menos que lo que cuesta un plan de
celular corporativo con datos ilimitados para ejecutivos que jamás generan
valor real. Pero lo peor no es la plata. Lo peor es la falta de
reconocimiento, la ausencia de motivación, la imposibilidad de
sentir orgullo por lo que hago.
Estoy en una posición donde mi
título universitario, mi experiencia, mis conocimientos, son tratados como
commodities intercambiables. Donde la innovación se castiga con más trabajo sin
más remuneración, donde proponer mejoras es visto como "hacer olas",
donde el mérito se mide en capacidad de soportar mediocridad sin quejarse.
La esperanza para 2026 no es
ganar más plata (aunque bienvenida sea). La esperanza es encontrar un lugar
donde mi trabajo importe, donde mis ideas no terminen archivadas en un directorio
en la nube, donde llegar el lunes no sea un acto de resignación sino una
oportunidad de construir algo que valga la pena. Un lugar donde, cuando mis
hijos me pregunten "¿qué hacés, pa?", yo pueda responder con algo más
que "facturar horas".
Pero claro, esto es Uruguay.
Donde "cambiar de trabajo" a los 48 años es visto con la misma
probabilidad de éxito que encontrar un sándwich mixto con jamón Y queso en una
fiesta de 15 años actual.
"One Of Us Will Be Next": El Himno para
el Final de los Tiempos Personales
Y así llegamos al tema musical
que cierra este año de mierda con broche de oro negro: "One Of Us Will
Be Next" de LORD OF THE LOST.
Chris Harms, el vocalista, cuenta
que en medio de un concierto tuvo una epifanía sombría pero hermosa: "Uno
de nosotros en esta sala será el próximo en partir". No en un año, no en
una década. Quizás esta noche, de camino a casa. Quizás en unas semanas. Pero
inevitablemente, uno de nosotros será el próximo en morir, y nunca más estaremos
todos juntos en la misma constelación.
"Waking up to a brand-new
day / Still so much unsaid to say / For a moment we remain / Before we leave
this world behind"
Filosóficamente, esta canción es
un puñetazo existencial envuelto en piano y melodías oscuras. Es la aceptación
radical de la finitud, de que no tenemos garantías, de que cada
encuentro podría ser el último. Mi padre con su ELA, mi madre con sus episodios
neurológicos, los compañeros de TPLMP dispersados por la estupidez corporativa,
mi matrimonio renaciendo en medio del caos... todos somos parte de esa ecuación
fatal: uno de nosotros será el próximo.
Psicológicamente, es una llamada
urgente al presente. No a esa autoayuda barata del "carpe
diem" en taza de regalo, sino a la confrontación honesta con la mortalidad.
Chris Harms canta: "One Of Us Will Be Next is a plea not to dwell on
the past or search for happiness in a better future, but to be grateful for
every moment, the present, and the company we find ourselves in at any given
time." Debemos encontrar sentido en el presente en lugar de buscar una
felicidad abstracta.
Y aquí, yo para mí, pienso de
qué, es el propio meollo del asunto (tengo pañales, Ustét no se preocupe por el
“meo yo”): ¿Cómo vivir cuando sabés que todo es temporal, que el próximo en
caer podés ser vos, tu padre, tu compañero de trabajo, tu matrimonio, tu
programa de radio favorito? La respuesta no está en la negación, no está en la
evasión tipo "Wake Me Up When September Ends", sino en la aceptación
activa.
La canción transforma la
fatalidad en belleza oscura. No niega la muerte, la abraza, la convierte en el
motivo para valorar lo que tenemos ahora. Cada abrazo a mi viejo mientras
todavía puede sostenerme. Cada conversación con mi vieja mientras todavía me
reconoce. Cada sonrisa compartida con mi esposa en este intento de renovación.
Cada clase que doy en la Facultad donde siento que todavía importo. Cada texto
que escribo en este blog, sabiendo que quizás uno de ustedes, estimados
lectores, sea el próximo en no volver a leerme, o yo el próximo en no poder
escribir.
El video, con su estética gótica
y su melancolía envolvente, es el paisaje visual perfecto para este año que
termina. LORD OF THE LOST nos recuerda que la oscuridad no es el enemigo; es el
contexto que le da valor a la luz. No hay Eros sin Thanatos, no hay vida sin
muerte, no hay presente sin la consciencia de su fugacidad.
Cierre: La Próxima Constelación
2025 fue el año donde todo
se puso en cuestión. El programa de radio que me acompañó, la salud de mis
padres, mi matrimonio, mi trabajo, mi paciencia, mi fe en que las instituciones
tienen algún sentido más allá del lucro. Fue el año donde aprendí que "uno
de nosotros será el próximo", y que ese conocimiento no es una condena
sino una invitación.
Una invitación a agradecer que
M24 existió con TPLMP, aunque haya terminado en este despropósito. Una
invitación a sostener la mano de mi padre aunque cada vez apriete menos fuerte.
Una invitación a cuidar a mi madre aunque cada día sea una incógnita. Una
invitación a reconstruir con mi esposa algo que valga la pena, aunque sea
imperfecto y frágil. Una invitación a buscar un trabajo que no me mate el alma,
aunque sea difícil y arriesgado a esta altura del partido.
A mis 48, con la mitad de mi vida
dedicada a desentrañar misterios moleculares y sistemas productivos, he llegado
a “mi verdad”: la vida no es un circuito integrado, no tiene garantía
extendida, y el manual de usuario está escrito en un idioma que nadie entiende
completamente. Pero eso, damas y caballeros, es maravillosamente optimista.
Porque si no hay manual, tampoco hay forma "correcta" de fallar.
Cerremos este año con LORD OF THE
LOST, dejando que Chris Harms nos recuerde que la tristeza, la pérdida, la
incertidumbre, son parte del paquete completo de estar vivos. Y que quizás,
solo quizás, el único acto revolucionario que nos queda es seguir presentes,
seguir sintiendo, seguir intentando, sabiendo que uno de nosotros será el
próximo, pero que mientras tanto, todavía estamos aquí.
Vaya Ustét, ¡Oh, estimado lector!,
a escuchar esta canción, y a brindar por los que ya no están, por los que
todavía estamos, y por los que no sabemos cuánto tiempo más podrán leernos. La
constelación nunca será la misma, pero al menos, por ahora, todavía podemos
verla brillar.
LORD OF THE LOST - One Of Us Will
Be Next
Dedicado a:
- Andrés Reyes, Belén Zorrilla
de San Martín, Santiago Díaz, Johana Gane y todo el equipo de "Todo
Por La Misma Plata": que consigan el reconocimiento que M24 no supo
darles.
- A mi padre, luchando contra
la ELA con más dignidad de la que yo podría nunca tener.
- A mi madre, navegando las
tormentas neurológicas con el coraje de quien nunca aprendió a rendirse.
- A mi esposa, por estar
dispuesta a reescribir el código conmigo.
- A los 48 años de perplejidad
existencial que me trajeron hasta acá.
Y sobre todo, a cada uno de
ustedes que lee esto. Porque uno de nosotros será el próximo, pero mientras
tanto, gracias por formar parte de esta constelación efímera llamada vida.
"One of us will be the next
to go..."
Pero no hoy. Hoy todavía estamos acá.

Gracias por compartir!!
ResponderBorrarAbrazo fuerte a la distancia.
Gracias por sumarse y seguir dando pedal al dínamo que mantiene viva la luz de este colectivo "Todo Por La Misma Platero".
BorrarIba a escribir alguna pavada sobre el consumo de alcaloides en horario de trabajo, pero llegué al pie del texto con el pecho estrujado.
ResponderBorrarLa concha de tu madre.