Ángeles caídos

Aldous.

“En su propaganda, los dictadores de hoy confían principalmente en la repetición, la supresión y la racionalización: la repetición de las consignas que desean que sean aceptadas como verdades, la supresión de hechos que desean que sean ignorados y el fomento y racionalización de las pasiones que puedan ser utilizadas en interés del Partido o del Estado”. Esta frase del escritor británico Aldous Huxley tiene una vigencia que la suprime de la temporalidad en la que fue escrita hace ya más de 60 años. 

Este influyente intelectual es mayormente conocido por su distopía Un mundo feliz: catastróficamente profética, los humanos viven separados en una suerte de castas según sus atributos genéticos y moderan sus ánimos con drogas que suministra el estado para mantener funcional al orden establecido. 

Es también autor de un pequeño libro, menos conocido por el gran público pero de enorme influencia en el momento de publicado, como Las puertas de la percepción, título extraído de la frase de William Blake, poeta que “Si las puertas de la percepción se purificaran todo se le aparecería al hombre como es, infinito”. Y este mismo verso fue el que daría inspiración al cantante de una banda Californiana que extrajo de allí su nombre: The Doors. 

Tanto Huxley como Morrison encontraron en dicho poema una conexión con la experiencia psicodélica, en especial el LSD, una sustancia descubierta por casualidad y que inició una revolución espiritual en aquellos que tomaron contacto con ella y que sería parte de un movimiento social que tendría como epicentro California, en especial la ciudad de Los Ángeles: Los Hippies. 

Si bien se ubica el lugar de nacimiento de dicho movimiento en el distrito de Haight-Ashbury en San Francisco, pronto toda la costa Oeste de Estados Unidos se convierte en un laboratorio social en contraposición a una costa este centrada en la política tradicional y los negocios. Se enfrentan entonces los conservadores, centrados en Nueva York y Washington, contra los contraculturales que comienzan a poblar Los Ángeles como base de operaciones.

Jim.

Mucho antes de todo esto, Huxley sufre una extraña enfermedad que afecta a sus retinas dejándolo ciego casi por completo, condición que los médicos aseveran permanente. Rápidamente aprende braille y continúa con su vida como si nada le hubiese ocurrido. En ese período también toma contacto con un método de reeducación visual que sigue al pie de la letra, logrando recuperar la visión. Fruto de este episodio nace otro libro, El arte de ver

Las visiones son importantes también para Morrison. Juraba haber presenciado durante un viaje en su infancia por las carreteras Californianas un accidente. La escena era dantesca: un camión tumbado al costado de la carretera y los cuerpos de varios nativo-americanos desperdigados en el camino. La experiencia se le representaría durante sus trips de ácido en forma de aquellos espíritus que según él le habitaban.

En cualquier caso, ambos encuentran en la psicodelia una forma de trascender la normalidad y extraer de sus viajes una visión superadora de lo cotidiano, llevando a sus disciplinas un mensaje renovador.

El citado libro.

No es casualidad entonces que luego de recorrer el mundo, Huxley decide establecerse en Hollywood donde se nutre del incipiente clima de libertad y experimentación. En el 62 se incendiará su casa, perdiéndolo todo menos un valioso violín y el manuscrito de su ultima obra en la que había trabajado durante cinco años. Ese año sería el ultimo de Huxley, el siguiente seria asesinado Kennedy y la guerra de Vietnam se recrudecería con el ascenso de los conservadores. Recién en el 67 saldría a la venta el disco debut de The Doors, convirtiendo automáticamente a Morrison de un tímido estudiante de cine en un símbolo sexual y contracultural.

Si bien los hechos anteriormente mencionados no solo cambiaron la vida de nuestros protagonistas sino también la de todo el mundo, el encuentro entre otros músicos sería el ultimo clavo en el ataúd de aquella ciudad que dieron forma tanto a Huxley como a Morrison.

Una noche, un joven aspirante a músico se encontraba haciendo dedo junto algunos amigos cerca de Hollywood cuando los recogió uno de los miembros de una famosa banda del momento: The Beach Boys. Todos juntos terminaron en una fiesta del productor musical Jerry Heller en su mansión de Cielo Drive. Allí, el joven músico autoestopista se atrevió a entonar uno de sus temas, que gustó a la banda y decidieron grabarlo. La canción se llamaba Never learn not to love y ese joven musico se llamaba Charles Manson, quien jamás recibió el crédito prometido por ella y juró vengarse. 

Volvería junto a su “familia” a la mansión decidido a vengarse, pero dicha mansión había sido alquilada por el director de cine Roman Polanski, quien se encontraba en Europa filmando una película. Manson asesino a Sharon Tate, embarazada esposa de Polanski y tres amigos de la pareja. Los asesinatos continuaron y la paranoia reinó en la clase alta de la ciudad. El sueño Hippie sucumbiría al miedo.

Aquel legado dejó su sello hasta el día de hoy y la ciudad de Los Ángeles es una de las más violentas del mundo y ha sufrido crisis producto de todas las drogas de moda, hoy el fentanilo.

Poco después del asesinato de Tate, Morrison sería acusado de exhibicionismo en un concierto y ante la inminente condena decidiría trasladarse a Paris y alejarse de la fama. Seria encontrado muerto pocos meses después en una bañera en el departamento que alquilaba junto a su novia en París. Testigos afirman que en realidad murió en el baño de un bar que solía frecuentar y que quienes le vendieron la droga que lo mató, ocultaron la escena con la complicidad de su novia Pamela. Como si se tratara de una premonición, en el tema Hyacinth house, escribió el siguiente verso:

Veo que el baño está libre
Como que hay alguien cerca
Estoy seguro de que alguien me sigue, oh si!

La muerte de Huxley fue muy diferente. En primer lugar, él si murió en Los Ángeles, antes que la utopía del “Paz y amor”, víctima de un cáncer. En su lecho de muerte pidió se le suministrara una dosis de LSD mientras se le recitaba el Libro tibetano de los muertos al oído.

Comentarios

  1. Excelentes baldosas revistiendo el recorrido en esta nueva vereda que se suma a la oferta de Redactores de TPLMP Blog. ¡Qué viaje! Me gusta leer a Huxley. Nunca he podido soportar la música de Las Puertas. Este es el fin...

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  2. muy buena!! Gracias Ya estoy curiosa por la próxima columna

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  3. Muy buena! A seguir encontrando cruces entre las letras y la música.

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  4. Excelente Juan!
    Lo que hacemos siempre repercute en notables formas insospechadas.

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