“¡La mejor película terror del año!”, esta es la típica frase de marketing que se propaga por redes y en los diferentes medios en los que se promocionan muchos de los estrenos de este género a lo largo de cada año. Este tipo de publicidad a veces es un arma de doble filo, por un lado, genera interés en los espectadores, pero también hace que se generen expectativas muy elevadas respecto de los productos cinematográficos y en muchas oportunidades terminan por no colmarlas.
A título personal me ha pasado con las predecesoras de las dos películas sobre las que voy a escribir en este artículo. En ambos casos me dejé llevar por el grito de la tribuna y el resultado final fue que no las valoré como pensé que iba a hacerlo. Pero como el tiempo pone todo en su lugar, volví a ellas a modo de preparación para lo que se venía y para mi sorpresa me encontré con dos muy buenas películas que vale la pena destacar, estoy hablando de “Barbarian” y “Talk to me”.
En este 2025 se da la casualidad de que sus realizadores estrenan nuevas películas, “Weapons” que ya tiene un par de semanas en el cine y la recientemente estrenada “Bring her back”, por lo cual la pregunta se impone: ¿es alguna de ellas la mejor película de terror del año?
“Weapons” es dirigida por Zach Cregger, quien también fue el encargado de dirigir “Barbarian”. Algo a destacar en ambas películas es cómo se va jugando con el cambio de tono que se va dando conforme la historia va avanzando. En el caso de la segunda pasamos de una película de suspenso y terror casero a una película de monstruos. En la película de este año este juego se lleva al extremo, por momentos el que prima es el suspenso, en otros el terror e incluso el humor.
Lo mejor está en la forma en la que se nos cuenta la historia, ya que aquí sus realizadores no optaron por una narrativa lineal (comienzo, desarrollo y final) sino por una atomizada, en la que vamos conociendo desde la perspectiva de diferentes personajes lo que está ocurriendo. Por tal motivo el espectador tendrá que ir armando el rompecabezas hasta que se llega al desenlace.
Así, la primera parte de la película es dominada por el suspenso, cada pieza del rompecabezas va creciendo en tensión hasta que el terror se manifiesta a través de algún susto efectivo y así nos mantiene en un ambiente tenso durante toda la película. El final es una catarsis en la cual el terror da lugar a momentos de humor negro, con lo cual el juego de los diferentes tonos queda completo.
Claramente estamos ante una apuesta arriesgada como producto, algo que se agradece en estos días. Más que una película de terror estamos ante una cuento de terror, de esos que al estilo de los hermanos Grimm asustarán a los niños y jugará con uno de los miedos más arraigados de los padres.
Algunas cosas a destacar de ambas películas es su atmósfera, ambas generan un ambiente que es determinante a la hora de su desarrollo y que mantienen al espectador en sus historias. Otro elemento a destacar y que es algo a agradecer, es que en una época en las que en la generalidad de las películas se opta porque en todo momento estén ocurriendo microclímax, aquí se eligen unas narrativas que se toman su tiempo en contar sus historias, preparando el camino para sus desenlaces. Así, en un año en el que las películas de terror están siendo de las más interesantes en cuanto a su contenido y calidad, la pregunta de cuál es la mejor seguirá abierta. Esperaremos a los meses que quedan para definirla, pero no queda duda que estas serán dos de las candidatas.
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