Pues si me buscas me encuentras no vivo en la tienda
Ni espero a que vengas nomas pa' que aprendas
Conmigo te topas payaso con ropas
No estés tan tranquilo que pronto te toca
Te traigo entre ojos y los traigo rojos
El diablo anda suelto entre todos los locos
Detente y comprende lo que te conviene
A mí no me mientes ni peles los dientes
¿Me comprendes Mendes?, No sé por qué no entiendes
Que en este momento tú no me sorprendes
Harto estoy, de que tu conciencia no te deje razón
No sabes lo que tengo yo en la mente
Es algo difícil pues corto corriente
Ardiente, ardiente y puño en la frente
Humo que sube y no es suficiente
¿Comprendes Mendes? (Mírame a los ojos veras lo que soy)
¿Me comprendes Mendes? (Mírame a los ojos veras lo que soy)
¿Me comprendes Mendes? (Mírame a los ojos veras lo que soy)
¿Me comprendes Mendes? (Mendes comprende yo soy el control)
¿Me comprendes Mendes? (Mírame a los ojos veras lo que soy)
Canción: Me comprendes mendes, banda Control Machete.
Hola, después de una semana de ausencia he vuelto a este sitio a traerles esta columna. Los invito a leerla juntos.
Año 1975 en la Ciudad de Nueva York. En un hogar de Brooklyn se encontraba un niño llamado Mark Jackson, de ascendencia Dominicana. Estaba en su habitación haciendo la tarea escolar apoyado en su escritorio y tratando por cuarta vez de dibujar un globo terráqueo. La frustración era grande porque ya eran muchos los intentos y las bolas de papel eran demasiadas en su mesa de trabajo así que decidió relajarse. Puso la papelera en un rincón y en simultáneo mirando las tarjetas de colección de sus ídolos de la NBA como la de Bob McAdoo y haciendo volar la bola de papel al canasto dijo: “algún día yo voy a estar en una de esas también”.
Antes de seguir contando el desarrollo de este niño y ver si llego a las grandes ligas de la pelota naranja, veamos cómo llegó al mundo.
Nació el el 1 de abril de 1965 en Brooklyn, Nueva York, aunque con raíces Dominicanas es nacionalizado de los Estados Unidos. Su escolaridad la hizo en la escuela Obispo Loughlin. A los 18 años pasó a la Universidad de San Juan donde estuvo del 1983 al 1987.
¿Qué fue de la promesa de aquel niño que jugaba a embocar bolas de papel en una canasta y prometía llegar a ser jugador de las grandes ligas de la NBA?
En lo deportivo fue una lucha constante tanto en la escuela como la universidad, porque el baloncesto es el segundo deporte más practicado de ese país.
Pero él era un base con futuro para el básquet estadounidense y fue elegido en el puesto 18 del draft de 1987 por los Knicks en su ciudad natal (Pa Pa Pa triple, diría el finado Sonsol). La alegria de Mark era enorme, su sueño ya estaba en buen camino y vaya si lo fue.
Otros datos para redondearlo como jugador: de 1992 hasta 2004 jugó en los equipos de los Clippers de Los Ángeles, Indiana Pacers, Denver Nuggets, Toronto Raptors, Los Knicks de Nueva York (volvió a su hogar), Utah Jazz, y Houston Rockets (aquí se retira como jugador).
Las distinciones de Mark y sus números como jugador son estas:
NBA All-Star (1989).
Novato del año de la NBA (1988).
Primer equipo de novatos de la NBA (1988).
Líder de asistencias (1997).
Consenso del segundo equipo All-American (1987).
Jugador defensivo del año en Big East (1987).
2 × Primer equipo All-Big East (1986, 1987).
Premio Haggerty (1987).
Líder de asistencias de la temporada de la NCAA (1986).
Sus números en cancha:
Puntos: 12.489.
Rebotes: 4.963.
Asistencias: 10,334.
Hasta aquí los datos de él como profesional del balón naranja. Pero volvamos a ese año de 1975 donde él en su habitación dijo: “algún día yo voy a estar en una de esas también”, que hacía referencia a él inmortalizado en una tarjeta de colección.
¿Lo logró?
Sí, lo logró. Su imagen quedó inmortalizada en una acción de pase picado a su compañero en el 1990.
Cualquier fan de Mark Jackson o de los Kniks podía obtener ese tarjeta de colección por tan solo 20 centavos. Ese precio duró casi 30 años, porque en el 2019 pasó algo “impactante”: la tarjeta de este astro paso a costar casi 1.500 dólares.
"¿Y por qué pasó esto?", se preguntarán.
Un usuario de la desaparecida red social Twitter que ahora es X que colecciona tarjetas deportivas, Jeffrey (con el permiso de Lubo), encontró algo tenebroso tras la tarjeta de Mark.
En el fondo de imagen en primera fila sentados juntos se ven los hermanos Lyle y Erik Menéndez. Estos hermanos habían perdido sus padres José y Mary Louise Menendez en un confuso asesinato el 20 de agosto de 1989, dejando a estos dos chicos huérfanos con tremenda fortuna heredada. Llevaban en ese entonces despilfarrado mas de 700 mil dólares. Pero su caso tomó revuelo en la opinión pública por la confusa muerte de sus padres y el gasto desenfrenado de dinero de los actuales huérfanos.
En sí la historia de Lyle y Erik Menéndez es muy conocida en estos tiempos. En el año 1996 fueron sentenciados a cadena perpetua por el delito de “parricidio” sin posibilidad de libertad condicional pues ambos fueron los asesinos de sus padres.
Actualmente hay una serie de ficción de su historia, llamada “Monsters” y que está en la gran N roja (no damos el nombre porque no aporta dinero a esta blog).
Si bien la la columna no es muy atrapante como la desarrollé, creo que tiene su toque de intriga en lo oculto de su imagen con la tarjeta de Mark Jackson.
¿Y ustedes al ver una imagen o foto vieja se dieron cuenta de algo obvio después de varios años?
Buenísima historia Toto!!
ResponderBorrarMuchas gracias
BorrarMuy buena, Toto. A mí me pasó viendo unas tarjetas que venían con los alfajores Portezuelo allá por 1997, que si mis padres me hubieran apoyado, hubiera llegado a ser futbolista profesional. Llegó Juan Morán, ¿no voy a llegar yo?
ResponderBorrarTe tenías fe
BorrarAhora, menos mal que no me apoyaron y me mandaron a estudiar inglés. Hoy no tendría trabajo, o mucho peor: sería comentarista.
ResponderBorrarJajajaja
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