Hay que vivir deprisa, la muerte llega pronto.

Antes de pasar a la columna un par de consejos:

1) Si bebé no manejé.

2) Usá siempre el cinturón de seguridad.

Listo, ahora a lo nuestro.


Zúmbale mambo pa' que mi gata prenda lo' motore'
Zúmbale mambo pa' que mi gata prenda lo' motore'
Zúmbale mambo pa' que mi gata prenda lo' motore'
Que se preparen que lo que viene es pa' que le den (duro)

Mamita, yo sé que tú no te me vas a quitar
(duro)
Lo que me gusta es que tú te dejas llevar (duro)
To' los weekenes ella sale a vacilar (duro)
Mi gata no para 'e janguear porque

A ella le gusta la gasolina
(Dame más gasolina)
Cómo le encanta la gasolina
(Dame más gasolina)
A ella le gusta la gasolina
(Dame más gasolina)
Cómo le encanta la gasolina
(Dame más gasolina)

Cancion Gasolina (Daddy Yankee).

Hola. Ya que el gran Daddy Yankee me dio el pie para el inicio de este columna, la empezaré a contar.

Aquí en esta comunidad de escritores del Blog hay muchos expertos del tema cinematográfico que deben conocer de la persona y de su maleficio con un vehículo. Pero apuesto que tú, lector recurrente de mi espacio, no lo conoces. Por eso les contaré de qué se trata.

Hoy les hablaré de la leyenda del "Little Bastard"(Pequeño Bastardo), el auto que le quitó la vida a James Dean, El rebelde sin causa.

Pero hablemos un poquito de este actor que se fue muy joven y recurriendo a nuestra bibliotecaria de googleo (que no es la gran Jimes) Wikipedia, nos dice que James Byron Dean nació en Marion, Indiana, el 8 de febrero de 1931. Estudió en la escuela de Teatro, Cine y Televisión de UCLA (Universidad de California en Los Ángeles). 

Lindo guacho.

Se graduó como actor de cine de televisión y de teatro pero también de piloto de automovilismo para actuar.

Fue contratado por Warner Bros y sus años de actividad fueron entre 1951 y 1955. En esos años actuó en programas de televisión y películas tales como Al este del paraíso, Rebelde sin Causa y Giant (esta última película no la pudo terminar).

Al Dean de la gente también le gustaba el automovilismo, sentir la velocidad era adrenalina pura para el joven actor con un futuro brillante.

Hay 2 cosas más que distinguían al difunto galanazo de la caja cuadrada:

1) Sus frases más recordadas, ejemplo "No hay forma de ser verdaderamente grande en este mundo".
2) Era fanático de los autos y antes de empezar a rodar la película "Rebelde sin causa" ya corría en carreras automovilísticas.

''Creo que solo hay una forma de grandeza para el hombre y es cuando un hombre puede salvar la brecha entre la vida y la muerte'' (James Dean).

Esa frase lo describe tal cual era él y cuando vio aquel Porsche (modelo 550 Spyder) que superaba los 220 kilómetros por hora, quedó enloquecido (como capricorniano después de ver el video de Ojeda). Tanto que le pidió a su amigo George Barris que le fabricara asientos nuevos y le pintara el número 130 (le dijo "enchúlame la máquina).


Dean lo probó por primera vez el 21 de setiembre de 1955. Se encontró con un vehículo furioso. Dos días después, el actor Alec Guiness (¿sabés quién era? El primer Obi-Wan Kenobi de la saga Star Wars) le advirtió a Dean: “si te subís a ese auto, te encontrarán muerto en una semana”.

El 30 setiembre a Dean le pintó salir a dar una vuelta (ya se había olvidado de la advertencia del actor del sable de luz) e invitó a su amigo y mecánico Rolf Weutherich a ir por la carretera. Todo era risa, charla y viento en las cara hasta llegar a la intersección de las rutas 446 y 41.

(No tengo derecho de autor)

El impacto fue brutal. El Porsche Spyder 550 chocó casi frontalmente con el Ford Tudor de Donald Turnupseed. La velocidad a la que viajaba (dicen que sobre 140 km/h) impidió que Dean esquivará el vehículo. Al chocar se rompió el cuello y murió camino al hospital. Su amigo voló y se rompió el fémur y la mandíbula. El conductor del Ford solo se dañó la nariz y tuvo lesiones menores en el hombro.

Dean no pudo hacer esa gran pregunta que todo sobreviviente hace después de un choque:
¿Como quedó mi auto?



Mucho se habló de Dean, pero vayamos ahora a la leyenda del auto maldito y sus numerosas tragedias.

1) Tras el accidente que le costó la vida a James, un tal George Barris compró el auto chocado. Cuando lo bajaban por la grúa y por razones que se desconocen, "las cuerdas que sostenía al auto se rompieron y cayó partiendo las dos piernas al mecánico".

2) Para sacar provecho del auto, se desarmó el motor y partes de la transmisión que estaban bien se vendieron a Troy McHenry y William Eschrid. ''Ambos competían en una carrera cuando McHenry perdió el control y se mató al chocar contra un árbol. Eschrid, a su vez, se volcó en una curva, aunque por suerte sobrevivió''.

3) Barris vendió 2 ruedas a otro amante de la competición. ¿Resultado? Esas ruedas estallaron al mismo tiempo, dejando al conductor en un coma que se extendió por varios días. 

4) Pero la maldición no hacia excepciones de clase social: dos ladrones entraron a robar piezas que aún guardaba Barris pero ''uno de esos ladrones se cortó el brazo cuando quería sacar el volante y su cómplice también se accidentó al querer quitar el asiento".

5) Barris se cansó de tratar de hacer un mango con este auto y lo donó a exposiciones de seguridad vial. ¿Y paso algo?(Obvio, diría Luis). "El lugar que recibiría la primera exposición de seguridad vial se incendió, salvo el Porsche Spyder 550''. "En otra exposición los restos del auto cayeron sobre un estudiante, rompiéndole la cadera".


6) Ya nadie quería nada de este vehículo así que se decidió devolver a Barris lo que aún quedaba. Pero el camión que llevaba los restos del auto chocó contra un otro coche en la ruta, cayendo el bastidor del Porsche sobre el conductor del auto y dejándole grave.

Fue la última escena trágica que se le conozca al “Pequeño Bastardo”(al final, un auto de mierda).

Y esta fue la historia de James Dean y su Porsche maldito. Para el final les dejo una frase del finado actor:

''Ni siquiera pretendo ser 'el mejor'. Quiero volar tan alto que nadie pueda alcanzarme. No para demostrar nada, solo quiero llegar a donde se debe llegar cuando entregas tu vida entera y todo lo que eres a una única cosa''.

La verdad, no te entendí, James. 

¿Y ustedes?

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