Ruben en plena faena antenística.
Y hubo que irse
No iba a escribir esta columna, la semana de fiebre y laburo me acobardó, pero ya hoy con el día libre y sin fiebre uno puede pensar, así que ahí les va.
Volvemos al fin de la vida normal, recién llegado de Méjico y echado, conseguí unas changas acá y allá con amigos de telecomunicaciones.
Lo que había era
torres, hierros y cosas así, yo que hacía unas semanas estaba de saco y
corbata en una oficina de reuniones con culorrotos mejicanos y viviendo en una
casa de mentira. Ahí estaba, trepado, pendiendo de un arnés a
La calle era un bajón por el 2003-2004, te cruzabas con amigos y te daba miedo preguntarles “¿como andás?”, porque sabías que NADIE ANDABA BIEN aunque siempre decían "bien"... después venía el rosario de penurias.
Eso duró “temporalmente” un año y poco, pero lo piojos me comían igual. Me comí el despido y la cuota de la casa seguía corriendo.
Entre los currículums que tiré durante esos dos años le había mandado a una compañera ecuatoriana que había estado en la empresa en Uruguay por el 99. Un día me llama y me dice ... “Miguel, necesitan un responsable de celular acá, pero no es GSM, es CDMA, ¿vos sabés de eso?” (En criollo, es celular sí, pero otra tecnología).
"¿PERO CÓMO? -le contesté desesperado- ¿NO VIÁ SABÉ? Sí, claro, deciles que sí, ¡soy el mejor!
Yo en realidad no tenía ni puta idea, obvio, ¿no? Pero aprendería, el hambre se veía venir ya.
Por ese entonces, además de las torres, teníamos un emprendimiento de una florería con Mariella y su primo. Con los últimos mangos que nos quedaban, la pusimos (y la florería también) justo al lado de una funeraria... judía. No se mandan flores ellos, pero bueno, había algunos servicios normales también y con eso sacábamos para el alquiler y unas muzarellas para quien se quedaba de noche, yo o el primo.
Mariella lloraba en la florería mientras yo hacía acrobacias en las torres, no veíamos salida por ningún lado y de la casa debíamos cada vez mas cuotas.
Una mañana entran dos tipos a la florería, los comerciantes de la cuadra los vieron y por la apariencia pensaron se la van a dar a la florería (seguro que la van a robar). Muchos comerciantes vecinos se asustaron porque Mariella estaba sola en la florería y se entraron a arrimar y hasta llamaron al primo que trabajaba en otro laburo cerca.
Los tipos entraron y la vieron y le dicen “¿por qué llora, señora?” Y aquella les vomitó toda su impotencia, tristeza, desazón y calentura.
-Acá no vendo nada, no tenemos ni un peso para mandar a los gurises a la escuela este año, no sabemos qué vamos a hacer, voy a perder mi casa, ¡y ustedes me entran a afanar¡
Cuando entra el primo, desesperado corriendo y sudando bajo el sol de febrero, con un par de comerciantes, los dos tipos la estaban conteniendo, abrazándola y diciéndole “ya todo se va a arreglar señora, no se ponga así”. No lo podían creer, le pidieron perdón y se fueron deseándole que todo se arreglara. Afuera todos estaban perplejos.
Esa tarde la llamé yo confirmando que el proceso de selección y la mar en coche de Ecuador había terminado, y que ella estaba hablando con el flamante gerente de Celular de “Xoxox de Ecuador”.
Al mes llegó un camión con un contenedor, y 5 tipos que embalaron hasta los trapos
de piso, y nos fuimos, esta vez sin fecha.. a ver qué pasa.
Quito, Ecuador
Al principio todo divino, ¡tenía trabajo! Un apartamento precioso y empezando una vida nueva, pero nos fue desgastando, ya contaré.
Una anécdota que agregaré para la parte de color es que esta amiga que ya estaba en Ecuador de nuevo, nos recomendaba una y otra vez que fuéramos a la "Ciudad de Mitad del Mundo" que es donde pasa el Ecuador, etc., etc.
Un fin de semana allá fuimos, y en realidad no era más que un monumento, como un obelisco grandote con una esfera arriba marcando el punto donde pasa el ecuador.
El resto era una serie de stands comerciales que te venden recuerdos y unos chantas con unas piletas "lavabos" con unas patas de madera que movían a un lado y al otro de la linea del ecuador y le echaban agua con un botellón de plástico y te querían hacer creer que ellos no movian la botella para mostrarte que en el norte el agua giraba hacia un lado y en el sur al revés, pero era tan obvia la chantada que ya nos dieron ganas de irnos.
La línea del ecuador trucha. |
Le erraron por 237 metros... |
En fin, disculpen la desprolijidad pero algo salió. Nos vemos en cualquier otro container.
Fuck you, fever!
ResponderBorrarVamo arriba...