Hoy les voy a contar de la vida y la historia de una de las mujeres protagonista de la Segunda Guerra Mundial.
Lyudmila Pavlichenko nació en Moscú el 12 de julio de 1916, perteneció a las primeras generaciones en vivir en la URSS. Prácticamente desde su nacimiento.
Su infancia transcurrió en una pequeña localidad ucraniana donde asistió a la escuela y empezó a mostrar una gran competitividad en actividades físicas, en particular cuando se enfrentaba a los chicos de su edad. Desde pequeña quiso demostrar que las chicas podían hacerlo igual o mejor que los chicos.
En 1930, la familia decidió trasladarse a Kiev, la actual capital de Ucrania. Con 14 años, Lyudmila empezó a trabajar en la Arsenal Factory, una fábrica histórica de producción y reparación de armamento del Ejército Rojo. La empresa ofrecía opciones de ocio a sus trabajadores y tras dejar el curso de aviación, Pavlichenko optó por formarse en un club tiro, su primer contacto con las armas. De él salió con la insignia de Tirador de Voroshílov, un certificado de los conocimientos y la preparación adquiridos que incluían formación en otras habilidades del ámbito militar.
Al mismo tiempo que trabajaba, Lyudmila terminó la secundaria y se matriculó en la Universidad de Kiev para cursar la carrera de historia con la intención de convertirse en maestra. Justo había aceptado un trabajo en la Biblioteca de Odesa que le permitiría terminar su tesis cuando, en junio de 1941, Hitler lanzó las primeras ofensivas de la Operación Barbarroja, durante la Segunda Guerra Mundial. La Alemania nazi pretendía seguir su imparable avance por el territorio soviético.
Inmediatamente, se presentó como voluntaria para ingresar en el Ejército Rojo y parece ser que el hecho de ser mujer le puso los primeros obstáculos. Sin embargo, la insistencia de Pavlichenko hizo que el oficial de reclutamiento comprobara sus credenciales, tras lo cual fue admitida y destinada a la 25ª División de Fusileros del Ejército Rojo como francotiradora. No fue la única. Alrededor de 2.000 mujeres desempeñaron el mismo rol en las tropas soviéticas, aunque solo 500 de ellas sobrevivieron a la guerra, y solo Lyudmila alcanzó el récord por el que sería recordada.
Uno de los puntos calientes de la ofensiva alemana fue el tramo sur de la frontera rusa señalado por el río Prut, actualmente línea fronteriza de Rumanía. Allí fue enviada su unidad que, tras resistir los primeros envites, se vio obligada a retirarse hasta Odesa, donde Lyudmila participó en su primera batalla. Fue herida a los diez días de combate y evacuada al hospital donde se recuperó para volver a reincorporarse. Al regresar al frente, había sido ascendida a cabo y al término del asedio de la ciudad, Pavlichenko ya había causado 187 bajas al enemigo: su nombre empezaba a convertirse en una leyenda.
Fue herida por fuego de mortero en junio de 1942 en Sebastopol y trasladada al hospital para recuperarse. A esas alturas, Lyudmila era ampliamente conocida también en las filas nazis, por lo que se convirtió en un objetivo militar y empezó a ser apodada como Lady Death (Lady Muerte) por la prensa extranjera. No era para menos, ya que después de menos de dos años en actividad dejaba tras ella 309 muertes, entre ellas 36 francotiradores. Era oficialmente una heroína. Las autoridades soviéticas se dieron cuenta de la importancia de su figura. Por un lado, no podían permitirse que fuera abatida para no dañar la moral de las tropas, y por el otro se habían dado cuenta del potencial que tenía su trayectoria, de modo que fue retirada de la primera línea de guerra para desempeñar otra misión muy importante para la Unión Soviética: la propaganda.
Condecorada con la Orden de Lenin, Lyudmila se unió a una delegación rusa que viajó por Estados Unidos y Canadá. El objetivo era presionar a ambos gobiernos y conseguir su apoyo para que atacaran a las fuerzas alemanas, abriendo así un segundo frente en Europa. La Unión Soviética necesitaba aliviar la carga de combatir a solas a Hitler. Y de este modo, ella y sus dos acompañantes el secretario de la Juventud Comunista y el francotirador Vladimir Pchelintsev se convirtieron en los primeros ciudadanos soviéticos en ser recibidos por el presidente de los Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt, en la Casa Blanca.
En Estados Unidos, la primera dama, Eleanor Roosevelt, fue quien la convenció para llevar a cabo una gira por el país durante el verano de 1942 para dar a conocer sus experiencias como mujer en la guerra. Aunque no fue una empresa fácil ya que Lyudmila apenas hablaba inglés, pero igual fue capaz de ponerse delante de audiencias multitudinarias y dar discursos que a menudo acababan vitoreados por el público. La prensa norteamericana se hizo eco de su trayectoria. Sin embargo, poco acostumbrados a ver una mujer en uniforme y con una gran experiencia en combate, durante las ruedas de prensa los periodistas hacían preguntas y comentarios sobre su vestuario, el maquillaje y otras cuestiones sin relación alguna con sus proezas bélicas.
En los Estados Unidos, le regalaron una pistola Colt, en Canadá, un rifle Winchester (este último se exhibe en el Museo Central de las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa en Moscú). En Canadá, la delegación de las fuerzas armadas soviéticas fue recibida por varios miles de canadienses que se reunieron en la Toronto Union Station (Union Station Toronto). Su foto fue publicada por todos los principales medios de América, apareció en la portada de la revista Life.
Como muchos otros veteranos de guerra, Lyudmila sufrió las consecuencias de haber participado en un cruel acontecimiento como la Segunda Guerra Mundial. Hacia el final de su vida sufrió un trastorno de estrés postraumático y depresión, y falleció el 10 de octubre de 1974 a causa de un derrame cerebral a los 58 años. Fue enterrada en el cementerio de Novodevichy, junto a ella están enterrados su madre Elena Belova, su esposo y su hijo.
Al mismo tiempo que trabajaba, Lyudmila terminó la secundaria y se matriculó en la Universidad de Kiev para cursar la carrera de historia con la intención de convertirse en maestra. Justo había aceptado un trabajo en la Biblioteca de Odesa que le permitiría terminar su tesis cuando, en junio de 1941, Hitler lanzó las primeras ofensivas de la Operación Barbarroja, durante la Segunda Guerra Mundial. La Alemania nazi pretendía seguir su imparable avance por el territorio soviético.
Inmediatamente, se presentó como voluntaria para ingresar en el Ejército Rojo y parece ser que el hecho de ser mujer le puso los primeros obstáculos. Sin embargo, la insistencia de Pavlichenko hizo que el oficial de reclutamiento comprobara sus credenciales, tras lo cual fue admitida y destinada a la 25ª División de Fusileros del Ejército Rojo como francotiradora. No fue la única. Alrededor de 2.000 mujeres desempeñaron el mismo rol en las tropas soviéticas, aunque solo 500 de ellas sobrevivieron a la guerra, y solo Lyudmila alcanzó el récord por el que sería recordada.
Uno de los puntos calientes de la ofensiva alemana fue el tramo sur de la frontera rusa señalado por el río Prut, actualmente línea fronteriza de Rumanía. Allí fue enviada su unidad que, tras resistir los primeros envites, se vio obligada a retirarse hasta Odesa, donde Lyudmila participó en su primera batalla. Fue herida a los diez días de combate y evacuada al hospital donde se recuperó para volver a reincorporarse. Al regresar al frente, había sido ascendida a cabo y al término del asedio de la ciudad, Pavlichenko ya había causado 187 bajas al enemigo: su nombre empezaba a convertirse en una leyenda.
Durante el verano de 1941, la fuerza con la que los alemanes empujaban la frontera soviética hacia el este parecía imparable. En el frente sur, la retirada de Odesa no se detuvo hasta llegar a la península de Crimea, y en octubre de 1941 las tropas rusas se atrincheraron en Sebastopol dispuestas a resistir el asedio nazi. La estratégica ciudad situada en mitad del Mar Negro se convirtió en el escenario de una lucha que se alargaría ocho meses. Sebastopol también cayó, pero Lyudmila terminó esta batalla convertida definitivamente en un mito. Fue ascendida de nuevo y puesta al cargo de un pelotón de francotiradores que ella misma debía escoger y preparar.
Mientras el número de enemigos abatidos por ella aumentaba, sus misiones se volvían más arriesgadas. A veces debía contraatacar el fuego enemigo de un francotirador y se vio inmersa en duelos directos. En una ocasión, pasó tres días enfrentada a un francotirador alemán al que finalmente también abatió.
Fue herida por fuego de mortero en junio de 1942 en Sebastopol y trasladada al hospital para recuperarse. A esas alturas, Lyudmila era ampliamente conocida también en las filas nazis, por lo que se convirtió en un objetivo militar y empezó a ser apodada como Lady Death (Lady Muerte) por la prensa extranjera. No era para menos, ya que después de menos de dos años en actividad dejaba tras ella 309 muertes, entre ellas 36 francotiradores. Era oficialmente una heroína. Las autoridades soviéticas se dieron cuenta de la importancia de su figura. Por un lado, no podían permitirse que fuera abatida para no dañar la moral de las tropas, y por el otro se habían dado cuenta del potencial que tenía su trayectoria, de modo que fue retirada de la primera línea de guerra para desempeñar otra misión muy importante para la Unión Soviética: la propaganda.
Foto de propaganda de Lyudmina.
Condecorada con la Orden de Lenin, Lyudmila se unió a una delegación rusa que viajó por Estados Unidos y Canadá. El objetivo era presionar a ambos gobiernos y conseguir su apoyo para que atacaran a las fuerzas alemanas, abriendo así un segundo frente en Europa. La Unión Soviética necesitaba aliviar la carga de combatir a solas a Hitler. Y de este modo, ella y sus dos acompañantes el secretario de la Juventud Comunista y el francotirador Vladimir Pchelintsev se convirtieron en los primeros ciudadanos soviéticos en ser recibidos por el presidente de los Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt, en la Casa Blanca.
En su visita a la Casa Blanca, conoció a Eleanor Roosevelt, la mujer del presidente de los Estados Unidos, con quien trabó una buena amistad. En 1957, en plena Guerra Fría, la ex primera dama estadounidense visitó a Pavlichenko en Moscú. Rodeadas de una seguridad a la altura de la tensa década de 1950, tuvieron unos instantes de intimidad para ponerse al día. Nunca volvieron a reencontrarse.
Junto al secretario de la Juventud Comunista (Komsomol) de Moscú, Nikolai Krasavchenko, y el francotirador Vladimir Pchelintsev, Lyudmila dio una gira que la llevó a Estados Unidos y Canadá en 1942 en busca de apoyos para la apertura de un segundo frente en Europa, algo a lo que los norteamericanos eran reticentes.
En los Estados Unidos, le regalaron una pistola Colt, en Canadá, un rifle Winchester (este último se exhibe en el Museo Central de las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa en Moscú). En Canadá, la delegación de las fuerzas armadas soviéticas fue recibida por varios miles de canadienses que se reunieron en la Toronto Union Station (Union Station Toronto). Su foto fue publicada por todos los principales medios de América, apareció en la portada de la revista Life.
De vuelta a su país, fue condecorada de nuevo como Heroína de la Unión Soviética, una de las mayores distinciones militares y, a pesar de que nunca regresó al frente, siguió vinculada al Ejército dando formación a cientos futuros francotiradores hasta el final de la guerra. A partir de 1945, terminó su carrera universitaria y desempeñó diversos trabajos vinculados a la Armada y al Ejército.
Como muchos otros veteranos de guerra, Lyudmila sufrió las consecuencias de haber participado en un cruel acontecimiento como la Segunda Guerra Mundial. Hacia el final de su vida sufrió un trastorno de estrés postraumático y depresión, y falleció el 10 de octubre de 1974 a causa de un derrame cerebral a los 58 años. Fue enterrada en el cementerio de Novodevichy, junto a ella están enterrados su madre Elena Belova, su esposo y su hijo.
Lyudmila en los años 70.
Sello en conmemoración de sus 80 años, 1976.
Gran historia, como siempre.
ResponderBorrarEsa si que tenía un k/d alto.
ResponderBorrar👏👏👏👏
ResponderBorrarBuenísima Claudio
ResponderBorrarExcelente loco, muy buena columna che.
ResponderBorrarGracias a todos por leer la columna y por sus comentarios.
ResponderBorrarExcelente historia!!! Qué personaje!
ResponderBorrarMuy buena, muy buena.
ResponderBorrarGracias Claudio.
ResponderBorrarEsta* (cual? esta!), es la primer historia de la que tenía un cierto conocimiento previo.
TPLMP educa y entretiene :)
Gracias por leer y sus comentrios
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