"Tomá pa vos". Sexo y violencia en el cine.

Son dos actividades humanas muy diferentes entre sí: la primera es natural, imprescindible para la continuidad de la vida (para eso fue creada, ya sea por un Ser Superior o por la Evolución), normalmente placentera, aunque el ser humano ha inventado -¿como siempre?- maneras de que sea todo lo contrario. La segunda es inevitablemente destructiva, desagradable, casi siempre inútil, probablemente ligada profundamente a nuestra especie aunque los otros animales usen de ella abundantemente, pero sin llegar jamás a los extremos y a la insensatez de las que somos capaces, nosotros, los que dominamos el planeta.

Irreversible.

El sexo y la violencia -no siempre separados- son dos de los elementos que más han escandalizado a los censores de todas las épocas y naciones. Pero también, probablemente por los mismos motivos, los que más han llenado muchas plateas. 

No pienso hacer una historia de cómo se mostraron ambos a lo largo de estos ya más de 120 años de existencia del séptimo arte. Se puede hacer, claro está, y me imagino que cada uno daría para su columna propia. Pero hoy el propósito es otro: cómo se han mostrado y con qué fines. Parecería fácil de suponer que la respuesta es bastante sencilla: se eligen cuerpos muy atractivos para exhibirlos a quienes paguen la entrada (sexo) y algo parecido pero con más músculos, para la violencia.

Rocky IV.
Pero la realidad suele ser menos sencilla y si bien es innegable la explotación de estos dos atributos en buena parte del cine comercial, la comparación del sexo y de la violencia mostrados en las películas y cómo son en la vida real, nos permite sacar algunas interesantes conclusiones.  

El crítico de cine norteamericano Vincent Canby era más bien del tipo del que no le gustaba demasiado el cine convencional y de género. Provocó muchas polémicas cuando dedicó varios artículos criticando en los 80 a ciertas películas comerciales que no dudó en tildar de "fascistas". Básicamente, las que protagonizaban héroes de acción (ficticios) como Sylvester Stallone, Arnold Schwarzenegger o Clint Eastwood. En films como "Cobra", "Comando", "Rambo" o "Harry el Sucio" no sólo estábamos aplaudiendo una inocente historia de acción movida y entretenida. También aplaudíamos ciertos valores inoculados muy intencionadamente. Canby, con esa prolijidad extrema propia de los estudiosos estadounidenses, notó que en las cintas de luchadores (sea boxeo, kung fu o cualquiera de esos) el "malo" siempre pegaba muchas más veces que el "bueno". Veanlo en "Rocky IV", aquella payasada dirigida y libretada por el propio Stallone, que va a llevarles la Navidad a los soviéticos: el Rocky del Mundo Libre recibe muchas más piñas de las que después le propinará al medio cyborg Ivan Drago. ¿Por qué? Porque así nos quedamos con ganas y no nos saciamos. No ha sido justo, no nos calmamos, no sentimos que se ha hecho justicia. Queremos pegar más.

Se supone que la guerra es la manifestación más brutal y concentrada de la violencia. Mucha gente ha notado desde hace décadas que hay muchas películas bélicas que, detrás de su mensaje supuestamente pacifista (¡Qué horrible las guerras!, ¡cómo se muere gente en todos los bandos!, ¡si todos nos amáramos, el mundo sería mejor!), en realidad nos están vendiendo entradas para ver un espectáculo audiovisualmente hermoso, emocionante y apabullante. La guerra será horrible, pero mirá qué linda que nos queda a nosotros. Y sin riesgo de que uno de los balazos te lo peguen a vos.

Manto de gemas.
A diferencia de la violencia, en donde uno supone -y que nos perdonen nuestros lectores que practican el masoquismo duro- que un balazo, un martillazo en la cabeza o, en todo caso, una buena piña, nunca son positivos ni estimulantes; en el sexo uno supondría que es una actividad propia de nuestra sociedad en donde es un win win para ambos (o todos, si participan más de dos), pero hay un par de cosas a tener en cuenta.

Primero, no sólo la explotación de caras y cuerpos bellos (para qué querés estudiar para actriz con ese lomo que tenés, mamita) sino también, el estereotipo que se vende: la chica linda es la buena. Es la que triunfa en la vida, es la que se casa con el muchacho bueno (y lindo). Es lo que deberías ser y no sos, maldita fea.  

Pero... el sexo no siempre es un acuerdo entre dos personas enamoradas (o con ganas, aunque sea). En los 80 y 90, en un período bastante flojo de la industria cinematográfica mexicana en general, se estrenaron decenas y decenas -eran un porcentaje importante de los estrenos totales- de películas de acción que tenían un cliché común, generalmente en la primera mitad del metraje: los malos violaban, golpeaban y mataban a esposas, novias y/o hijas del héroe, acciones que se mostraban minuciosamente, siendo buena parte del atractivo de la película, que sí terminaría con la venganza del protagonista. En un país martirizado por la violencia que viene desde todos los rincones (incluyendo el Estado), con un machismo extremo, no es un buen mensaje. Películas como "Danzón", 1991 de María Novaro o "Santitos" 1998 de Alejandro Springall, traían historias donde las mujeres no eran despedazadas ni matadas alegremente, sino que podían vivir tranquilamente, como seres humanos.

Danzón
Para ir redondeando esta columna, a mucha gente le molesta más ver a una violación (un acto sexual tremendamente violento) como un hecho aberrante de abuso de poder y/o fuerza que como parte de la anécdota de una historia de ataque y venganza. En la mexicana "Manto de gemas" de Natalia López (ya mencionada en alguna Canchita anterior) un personaje masculino que está ascendiendo en el crimen organizado secuestra sorpresivamente a una mujer cincuentona y rica, la viola (acción que no se muestra) y la abandona en un camino totalmente desnuda y la obliga a escapar en esa condición con unos balazos al aire, mientras se burla de su víctima. -Así cualquiera es vivo, piensa uno, pero la escena suena como más que probable que ocurra en la realidad.

Donde sí se muestra una violación desde el comienzo al final -aunque no genitalmente- es en "Irreversible", un film francés durísimo de 2002 dirigido por el argentino Gaspar Noé. Nadie mínimamente normal puede considerar esa escena, particularmente polémica y que generó muchísimos rechazos y casi termina con la carrera de su director, como algo erotizante o hermoso, sino que me parece el único caso que conozco donde, en esos 8 o 9 minutos, se demostró lo agresiva y violenta que es la acción impunemente realizada por alguien con más poder o fuerza física que abusa sin ningún escrúpulo del prójimo. "Irreversible" no celebra la violación -como hacen algunos legisladores o comunicadores de vez en cuando- sino que la condena ferozmente.    

       

THE YAPING

Cuarta entrega. Libretada por el mismo creador de "El Eternauta", Héctor Germán Oesterheld (yo no le dibujo a cualquier palurdo que ande en la vuelta). En este caso, el sexo y la violencia vienen en las últimas páginas.



 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


Y.E.T.P.A.P. (Ya Es Tarde Para Afiliarse a Previsión) 

JULIO CALCAGNO (87) -

Formidable actor de teatro, comprometido políticamente e inmortalizado en la memoria nacional (hace 40 años) con su protagónico en "La empresa perdona un momento de locura". En el incipiente cine nacional no tuvo demasiadas oportunidades, pero se destaca su solvencia en la simpática "El viaje hacia el mar" (2003), junto a Juceca, Hugo Arana, Cesar Troncoso, Diego Del Grossi y Héctor Guido. Un elenco de aquellos, donde no desentonaba. 

RESPUESTA A LA INGUGLIABLE: El equipo en cuestión es el Mónaco de la Ligue 1 francesa (aunque técnicamente no sea exactamente francés) y su camiseta particular fue diseñada por Grace Kelly, esposa del Príncipe del Coso ese. Los colores rojo y blanco ya estaban pero el motivo en diagonal lo craneó ella, dado que tiempo libre de sobra tenía en aquellos tiempos. Gracias a los miles de televidentes que enviaron mensajes y respuestas no del todo correctas.

Comentarios


  1. Irreversible la vi hace un monto de años en I-Sat. La escena de violación, que si mal no recuerdo es con lo que arranca la película, creo que logra transmitir lo aberrante y terrible sin ninguna "romantizacion" por decirlo de alguna manera. Es de las pocas veces en que me sentí extremadamente incomodo viendo una película. Todo el tiempo, estas esperando que termine la escena de una puta vez, y no termina mas.
    Grande Faga!!!

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  2. No es al comienzo, la película está filmada desde el fin hasta el comienzo (al revés). En casi todo el mundo, la mitad o más de los espectadores se iban de la sala.

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  3. como dice dollo, la sufrís hasta el final, salir del cine fue como entrar en el paraiso

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  4. Es deliberadamente provocativa. Pero es muy buena película.

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  5. Que gran columna Álvaro, la verdad un deleite leerla. Gracias.

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  6. Parado con los pies bien firmes en la más absoluta y completa ignorancia, que tipito que le gusta retratar la violencia, violencia que te deja todo complicado. bue, capaz ese el el objetivo: retratarnos y dejarnos perturbados, yo que sé. Mejor siga usté Fagalde que sí sabe.

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