Yorkie y Kelly, las protagonistas. |
La respuesta, muchas veces, es poner "escenas de fornicación", o de "tiroteos entre narcos" o de "autos corriendo a toda velocidad". Pero para alguien que vive en Sayago, esas cosas no representan mucha novedad, pues las vivimos todas las noches, así que muchas veces vamos por otro lado. Y ahí es entonces que nos encontramos con uno de esos productos, "Black Mirror", que llegó a Netflix como una producción inglesa de 3 capítulos en 3 temporadas. Como tuvo una gran repercusión en su país de origen, la "gran N" la incorporó a su catálogo y produjo otras temporadas más. La mano que metieron en la serie se notó enseguida: mejor producción, mejor resultado audiovisual y una capacidad de distribución mundial que, para apuntalar la apuesta, debía necesariamente acompasarse con los muy buenos libretos que traía la serie original, cosa que en general me parece que cumplió.
Pero el capítulo que más me llamó la atención y que sería "mi Imperio Romano", haciendo alusión a una tendencia en Twitter (si a Batlle y Ordóñez todavía le seguimos diciendo "Propios", yo a X le voy a seguir diciendo Twitter, a pesar del Elon), es uno que rompe con el tono oscuro y pesimista de la serie (aunque en la visión global del espectáculo acompaña). Hablo del tercer capítulo de la tercera temporada, que coincide con la primera que produce Netflix: "San Junípero".
Tucker´s, donde iba la "gente de bien". |
¿Qué tiene de especial este capitulo? Desde ya aviso que si no la viste, acá te vas a encontrar varios spoilers. Todo comienza, según IMDB, en "un pueblo costero. 1987. Dos chicas, una tímida y la otra extrovertida, sienten una conexión instantánea que parece desafiar las leyes del tiempo y del espacio." La fiesta está en la atmósfera.
Tenemos entonces a una chica, Yorkie (interpretada por Mackenzie Davis), muy blanca ella, introvertida, tímida, con un porte muy "protestante" en su estilo. Mientras va explorando la noche en busca de acomodarse en algo que le interese, entra en un boliche y va oteando el panorama. Pasa por las viejas y queridas "maquinitas", y se le aparece un pibe con el que todos nos podemos identificar: el que iba con la caña de pescar y que al carecer de recursos seductorios, se agarra de lo que sea para entablar un diálogo como "cabeza de playa". Yorkie pasa de éste y sigue relojeando la situación, hasta que se encuentra con Kelly (Gugu Mbatha-Raw), una morena que está para la parranda y que vive la vida sin compromisos. La verdad que Charlie Brooker (creador de la serie y guionista de este capítulo) te da todo bien digerido: personajes muy arquetípicos, bien diferenciados, demanda poca exigencia el armar un puzzle donde la cosa se ve venir de lejos.
Es entonces que la química entre ellas es casi instantánea, pero Yorkie es mucho menos desenvuelta que su partenaire, por lo que tienen un ida y vuelta (el clásico "tiroteo") hasta que se da (activen mentalmente el tono Jose María) "el amor". En el medio hay una sub trama con un chico que le reclama de forma despechada a Kelly un amor no correspondido, a lo que ella responde que fue "just sex" y que se vuelva pal rancho.
Admítelo: no esperabas encontrarte con José María en este post |
Pero con Yorkie la historia es diferente. Kelly la empieza a tirotear pero Yorkie no se largaba y pone "cortapisas", alegando que estaba comprometida. La noche pasa y tenemos un avance temporal hasta el próximo sábado, donde se nos presenta a Yorkie probando una serie de estilos de vestimenta, los cuales no terminan de convencerla y se resuelve a aparecer "siendo ella misma". Decidida, luego de resolver su timidez, sale a buscar a Kelly, la cual estaba soportando el embate de un muchacho muy parecido a David Bowie. Se tiran miraditas, hasta que se encuentran en el baño. donde Yorkie le pide que sea "pie" a Kelly, como en el Truco, ya que en cuestiones amatorias la morena tiene alguna experiencia más. Entonces, sucede el encuentro en una hermosa casa costera, lejos de todos, en una noche de verano con brisa marina que invade el ambiente.
Hasta acá todo divino. Pero Yorkie, que había pasado por su primera experiencia íntima, queda tan prendada de Kelly que la persigue por todo los lugares (porque, obvio, quería más). Se va de Tucker´s (el boliche de la gente de bien) hasta el Quagmire (donde todo es vicio y perdición), donde se encuentra al pibito despechado y éste un poco que se le caga de la risa, pero más que nada desde el mismo sentimiento de aquel que probó y le negaron el postre. Entonces, al no encontrarla, la persigue incluso hasta por el tiempo. 1996 y 2002 son los otros años, hermosamente recreados a pura música y referencias de época que te llega a transportar, hasta que la encuentra.
Entonces acá, uno que viene siguiendo el capítulo, que se presenta como si fuera en los 80's, va abriendo el ojo y ahí es que la cosa se vuelve más "Blackmirror". Llegamos a la conclusión (contra todo pronóstico, ¿no?) de que todo se daba gracias a una máquina que fue creada con fines terapéuticos (ponele), pero que en realidad la cosa se fue un poco de las manos hasta que por demanda de la gente se creó ese "Paraíso", del que hasta ahora habíamos visto solo la versión de prueba que daba unas horas de uso y que iba desde la tarde hasta la medianoche del sábado.
Resulta que, en realidad, las protagonistas eran por un lado Yorkie, que había pasado 40 años en estado vegetal en una cama y que, como se dijo, estaba comprometida. El hombre en cuestión, que se nombra al principio como un tal Greg, es un enfermero grandote y bonachón, un buen tipo que por simpatía se iba a casar con Yorkie para firmar así ,como pariente, la autorización para la eutanasia; y por otro lado Kelly, que tenía entre 60 y 70 años y que estaba pasando por la etapa final de un cáncer, a la vez de que había perdido a la única hija que había tenido junto a su marido de toda la vida. Kelly transitaba sus últimos años en una especie de residencial al cuidado de una enfermera.
Tenemos la historia que se podría estructurar en 3 ejes:
-La memoria nostalgiosa: muchos de nosotros tenemos un recuerdo de ese pasado que se describe en los primeros momentos del capitulo, a saber: la década del 80, la del 90 y la del 2000. Hay nostalgias para todos los gustos y creo que es por donde el capítulo quiere establecer esa complicidad con nosotros.
-La muerte: eje que se presenta después de la mitad del capítulo. Parecería estar laudado el debate sobre el suicidio asistido, que se muestra como una práctica completamente normal, para alegría de Ope y sus adláteres. Aunque hay dos momentos muy diferentes en la forma en que se presentan las muertes; mientras que la de Yorkie es sentimental, sobria y emancipadora, la eutanasia de Kelly (que se da al final del capítulo) es mucho más festiva y aparentemente más frívola.
La finada Yorkie, gozando de buena salud. |
En cuanto a Kelly, estaba atada al compromiso con su marido que, si bien conocía la posibilidad del "cielo tecnológico" de San Junípero, no sintió que fuera "real", por lo que eligió esperar a la muerte "analógica", la "vieja confiable", la que él suponía, pensaba y esperaba que lo llevaría a estar nuevamente junto a su hija, luego de una vida donde sintió que esa pérdida fue injusta y antinatural, y estaba esperando ese momento con la esperanza (y el consuelo) de volver a verla en el más allá. Es como poner frente a frente la "Ciudad de Dios" de San Agustín de Hipona con este paraíso creado a fuerza de silicio, bits y algoritmos.
Y Kelly seguía la razón de su marido, y es por eso, cuando la tensión se acumula tanto, que un poco explota y le "canta la posta" a Yorkie. Fuera de eje y lejos de esa Kelly tan segura de sí misma que se nos mostró al principio, en un arrebato de bronca se sube a un jeep y, a toda velocidad, se da contra un muro, rodando varios metros. Supongo que buscó la muerte que lo lleve a encontrarse con su marido, que la lleve de vuelta a ese lugar seguro. Pero todo lo que viene después es levantarse y encontrar la mano tendida y calma de Yorkie. Pero el tiempo de prueba expira para ella y vuelve a la realidad.
Luego viene el final, que confieso me costó entender, quizás por machirulo. Porque Kelly, pasando sus últimos días en la residencia, le cae la epifanía como cuando el Var de la vida te aclara la jugada y vos sos Leodán Gonzáles, y te llaman por la cucaracha y escuchás la voz de pito de Andrés Cunha que te dice "esta todo chequeado". Ahí medio que la agarra de sorpresa a la enfemera diciéndole "it´s all considered". Y es que ella toma el poder de decidir por sí misma, abandonando el criterio de su marido, se pega una eutanasiada y se va con la Yorkie a pasar la eternidad.
"Tá todo chequeado, Leodán" |
Buena reseña!!
ResponderBorrar100% spoiler, pero no por eso, deja las ganitas de mirarla (y al capitulo tambien)
Me alegro que te gustara la reseña. Más allá de los "spoilers", está bueno que la veas. La banda de sonido es muy buena y está bien contada la historia. Saludos!
BorrarAclara que es spoiler. Además, en 8 días se cumplen 7 años y medio de su estreno.
ResponderBorrarPara mí no es punible el spoiler. Si no la viste hasta ahora no te importaba tanto verla sin ser spoileado.
Todo pelota.
Me querían cobrar antideportiva, pero Sánchez Varela la fue a ver y dio por buena la jugada :-D
BorrarMe gusto mucho!!
ResponderBorrarMe alegro! Muchas gracias por leer!
BorrarTa zarpado ese capítulo. Igual a mi el que más me gustó fue el de one million merits (o el del morocho que anda en bicicleta)
ResponderBorrarEse está tremendo también, me gustó mucho. Y el del oso blanco te pone los pelos de punta. Para mí, los mejores capítulos. Gracias por leer!
BorrarExcelente DdS!!
ResponderBorrarEsta muy buena mezcla de distopía y José María, nos deja expectantes para la próxima entrega.
Desde el VAR nos apuntan que sí.
Siempre se cuela Jose María, no hay casl. Me alegro que te haya gustado. Gracias por leer
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