El ser
humano por instinto busca refugio en sus progenitores, necesita una figura
paterna y una figura materna, y en la evolución de su vida si no obtuvo esas
referencias de forma natural busca sustituirlas entre sus pares. Por esto es
que muchas veces las propias parejas cumplen ese rol, confusa y
equivocadamente.
-LA MADRE-
En el momento más vulnerable de su juventud, sola y con un niño a cuestas, parece haber encontrado a su verdadero Príncipe Azul, un encantador, un hombre bastante mayor que ella, separado y con hijos ya grandes. La enamoró con las notas que salían de su guitarra, la conquistó con sus artes de don Juan, la deslumbró con su experiencia y la atrapó con promesas de una vida como la que Mabel había soñado. Se sintió tan segura a su lado que nunca vio las imperfecciones de ese ser. Tener un hogar para ella, su hijo y eventualmente su hermana pesaban más que los defectos que aquel hombre pudiera tener. Por primera vez se sintió querida, visible y necesitada.
Definitivamente
no todos nacemos con las mismas oportunidades y los orígenes sí condicionan.
Mabel se crió en un ambiente tan pobre de recursos y oportunidades que la vara
con la que medía las cosas estaba demasiado baja. La personalidad se forja en
las primeras etapas de la vida, una niña ignorada y descalificada se vuelve,
generalmente, una mujer sumisa y sin entender su verdadero valor.
-EL PADRE-
José fue un niño abandonado por su madre al nacer, conoció el mundo y sus dificultades a temprana edad, se crio en orfanatos, nunca supo lo que era la vida en familia, en esos institutos se vivía bajo estrictas reglas, con horarios para levantarse, sentarse a la mesa, bañarse, etc. Los niños más grandes ayudaban en los quehaceres para colaborar con los más pequeños, iban a la escuela en grupo, dirigidos por un tutor. Así transcurrió su niñez, sin ser ni pertenecer, sin amor ni respeto, sintiendo que su vida no valía nada.
En la adolescencia se escapó del orfanato y
vivió donde pudo, aprendió a tocar la guitarra y en ella volcaba toda su
tristeza y frustraciones y le servía de terapia y como medio de relacionamiento.
Su meta era reencontrarse con su madre, soñaba que ella lo estaría esperando y que lo recibiría con abrazos y besos y lo llenaría de amor. Él la busco incansablemente sin éxito, no hubo puerta que no tocara para saber de ella. Jamás se planteó la idea de que no era bienvenido en la vida de esa persona. Se llenó de frustración por no poder conocer sus orígenes, todos en algún punto necesitamos conocer nuestros orígenes, hay una sensación de no saber hacia dónde vamos si no entendemos de dónde venimos.
Fue así que el universo conspiró para el
encuentro de esas dos almas perdidas que en ese momento se complementaron y
fueron suficientes para llenar vacíos, aplacar dolores y sanar heridas.
De esta unión nacieron Belén y sus hermanos, de quienes seguiremos hablando en la próxima columna.
Bien Pitu. Pobre Belén, que terminó jugando en Atenas y laburando en Canal 10...
ResponderBorrarQue jugador el chino
BorrarMe encanto Pitu tu columna, una historia que atrapa, quedo a la espera de lo que vendrá.
ResponderBorraresperando el próximo capítulo ya! fuerte carga emotiva acumula esta historia para mí
ResponderBorrarYa quiero saber mas!!!!
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