A trabajar que se termina el mundo

Demostrando el poder que tiene esta columna, a diferencia de lo que pasó con el Festival de Cinemateca de 2023, ya ha sido estrenada la que fue elegida este año por el Jurado como la mejor película de la competencia oficial. Se trata de "No esperes demasiado del fin del mundo", del rumano Radu Jude. Desconozco si este muchacho tendrá algún parentesco con el finado dirigente político pachequista Raumar Jude, pero tiene cara de haber salido en Araca la Cana (ver foto abajo), así que un par de genecillos yoruguas puede haber allí. Por otra parte, nuestro Jude tenía su curioso nombre de pila (que parece el de un balneario, como le decían y él se chupaba) a partir de la unión de Raúl (el padre, también político colorado) y Marta, la vieja. Si lo hubieran hecho conmigo, me llamaría Rubren, o algo peor. ¿Cómo se llamaría usted, siguiendo el razonamiento, amado lector, en el supuesto caso que lo hayan reconocido legalmente?

Apabullante, demoledora, descacharrante, estremecedora, "No esperes demasiado..." es, sin embargo, un film más bien natural y nada barroco, como podrían hacer pensar estos adjetivos. No estamos aquí ante algo parecido a "Underground", aquel ciclón de inolvidable música, realizado por Emir Kusturica antes de adherir al MPP y que era, sin duda, una metáfora abarcativa de toda la historia de los Balcanes y un espectáculo total que no dejó a nadie indiferente en su tierra natal. Y que todavía estamos esperando en Occidente conocer la versión completa con los 40 minutos que le faltan en el capítulo final, acerca de las guerras civiles de los 90.

Jude había realizado antes "No me importa si pasamos a la historia como bárbaros", "Tipografía mayúscula" y "Sexo desafortunado o porno loco", tres intentos de explicar buena parte de la historia de su país, diciendo cosas que parecería que mucha gente no quiere escuchar. 

"No me importa..." examina el papel rumano en el Holocausto de la Segunda Guerra Mundial, sí, pero también el odio persistente en Rumania contra judíos, gitanos y unos cuantos extranjeros más, a propósito de una celebración reconstruyendo una batalla histórica. 

"Tipografía..." utiliza una forma demasiado literaria (como una novela epistolar con ilustraciones) para criticar a los servicios de inteligencia comunistas que persiguen a un muchacho que escribió un grafitti pidiendo libertad. 

La última de las tres mencionadas cuenta en modo de comedia mucho más sacada, sobre la filtración de un video íntimo realizado por una docente y su marido y las reacciones demenciales de una asamblea de padres que supongo es una muestra representativa de la sociedad rumana.

"No esperes..." es una comedia mucho más amarga, cercana a la desesperanza, que se abre en mil direcciones y que parece agotar todo lo que el director quería decir sobre su patria: la mala educación, la prepotencia, el no seguimiento de las reglas pero al mismo tiempo, la sumisión a las estupideces de los que mandan, la incompetencia general, la explotación laboral, la diferencia entre lo que nos cuentan los medios y la realidad, la indiferencia ante el sufrimiento ajeno y un larguísimo etcétera. 

Todo esto sin abandonar el tono de farsa, que parece ser la única manera sensata de contar el hoy de Rumania y -uno sospecha- unas cuantas sociedades más. Una excepción es la larga escena que interrumpe los movimientos de cámara y la música para mostrar montones de cruces de gente que murió en accidentes de tránsito muy evitables.

Una asistente de dirección trabaja 16 horas o más por día -para peor, la mayor parte de su jornada la pasa manejando un auto- para realizar... una serie de avisos para prevenir accidentes laborales. Tiene una cuenta en Tik Tok en la que con un filtro absurdo sube videos con ordinarieces propias de un varón adolescente y un amante con el que sólo puede tener encuentros, digamos, arriba del auto. Quizás esa primera parte, la mayoría filmada en blanco y negro, podría haber sido un poco más corta, aunque disfrutemos de esas dos horas (casi) de aventuras de "Bobita". Hay, por ahí, una excelente escena de ella con su superior Nina Hoss -hermosa veterana y brillante actriz- a bordo del auto, que no tiene desperdicio.

Más brillante es la parte final, una sola toma con cámara fija, mostrando la filmación "real" del documental y las dificultades de todo tipo (literalmente) que tienen para finalizar el testimonio y que quede como las autoridades de la empresa quieren. 

Como en toda la película, Jude no fuerza la parodia y la realiza con la mayor apariencia de naturalidad posible. La realidad es demasiado payasesca, tal como es, como para tener que exagerar nada.

En resumen, un relato culminante -va a ser difícil seguir por este camino al amigo Radu, después de haber finalizado una película tan contundente- permanentemente inteligente (en donde inserta varias escenas de un film real de 1981, como otro contraste con el presente de su país), con golpes a diestra y siniestra, que uno imagina dados a quienes se lo merecen y, también, una historia bastante desesperanzada sobre una sociedad chanta y despiadada que no parece tener ningún interés en mejorar. 

Protagonizada por Ilinca Manolache (¡qué apellido!) y con un cameo del alemán Uwe Boll, considerado por muchos el peor director de cine del mundo.     

Y.E.T.P.A.P.

JAIME DE ARMIÑAN (97) - No fue el tipo más inquieto artísticamente, sino un director más bien comercial que conocía el oficio y que, a veces, la embocaba. Por ejemplo en su segundo film "Mi querida señorita" (1971) donde, en pleno franquismo, presentaba la historia de una señora (José Luis López Vazquez) que descubre que, en realidad, es un hombre. 

Otro ejemplo temprano de comercialismo con un toque de dignidad es su mayor suceso de taquilla: "El amor del capitán Brando" 1974, una típica película de destape de mujer (Ana Belén, muy joven) que se acuesta con un chico mucho menor. Su mejor título se supone que fue "El nido" 1981 con Héctor Alterio y Ana Torrent (la nena de "Cría cuervos"), pero de ahí en adelante no se estrenó más nada de él, que siguió filmando hasta 1995.  

¡¡ VOLVIERON LAS INGUGIABLES!! 

De una: ¿Qué equipo de fútbol europeo tiene una camiseta diseñada por una estrella de Hollywood? Aclaremos que ni el equipo es el BVSC Zugló de la Tercera Divisional húngara (lo busqué en Wikipedo) ni el actor/actriz en cuestión fue Jack Menecuching, que hizo de mayordomo en una película muda que nunca se estrenó. Tanto el club (campeón más de una vez en su país) como el/la intérprete (que ganó un Oscar) son harto famosos.  

 THE YAPING

 La Historieta. Si usted se julepea fácil, no la lea.




Comentarios

  1. Gracias Faga!!
    En mi caso me llamaria Luimyr :)
    El equipo es cuestion, es austriaco?

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  2. No, es un equipo europeo no inglés no francés y una estrella de Hollywood que ganó un Oscar.

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  3. Me inclino por el PSG, porque es un equipo suficientemente si alma como para hacerlo. No me imagino quién la diseñó.
    Esta semana no llego a verla. Espero que repita la próxima.

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