¿Sabía que...


... si pensás que tal o cual imprentero es un hijo de puta, podés estar dando en la tecla sin saberlo?

Capaz que ahora no tanto, pero si estuvieras en el siglo XIX, sería más que probable.

Es que los primeros imprenteros británicos tuvieron que embargar sus pertenencias para poder lograr el color celeste (que era carísimo de obtener en aquellos años) porque los monarcas de la época solían exigir que la portada de sus biblias estuviesen impresas con tapa celeste para asegurar su pasaje al cielo. 

"God loves the sky blue, motherfucker!" solían gritar los Henrys, en cualquiera de sus versiones.

Por ende, el 90% de las mujeres de los imprenteros eran prostitutas, porque ese color no se pagaba solo. Por ende, decirle a un imprentero que es un hijo de puta, tiene altas chances de ser cierto dado que es un negocio que pasa de generación en generación.

Esa realidad además nos legó una frase: "el que quiera celeste, que le cueste", que por baranda nos regaló la recordada canción "fuerza la celeste", de tan triste recuerdo para muchos, por su directa asociación a los últimos años del gobierno cívicomilitar.

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