Mudanzas


Buenas tardes para todos. En esta ocasión, la Caja se vuelve a abrir para hablar de un tema  por el que todos pasamos al menos una vez en la vida. 

¿Cómo llegué a este tema? Básicamente, porque en breve voy a estar en esa situación de cambio de hogar. Sí. Y me pegó un poco para la introspección, mirar hacia el pasado y recordar varias de las mudanzas que tuve: en familia, solo o acompañado, buscada u obligada, etc. A una casa, un apartamento, una residencia estudiantil o una pensión. Y yo pasé por todas. Pero no me voy a detener en contar qué me pasó en cada una de ellas, sino en ver qué rasgos comparten, qué elementos son comunes a varias de las mudanzas que he tenido a lo largo de mis ya más de cuatro décadas de vida. Puedo comenzar señalando dos máximas: que mudarse es algo que las personas experimentan sí o sí; y que "casa" no significa necesariamente "hogar". El hogar lo hacés vos, en tanto un lugar a donde querés llegar y estar a gusto, refugiarte, luego de una jornada de estudio o trabajo.

Por supuesto, una mudanza implica nuevas perspectivas (porque "mudanza" en chino significa "oportunidad" como todo el mundo sabe). Y un poco de stress también, no hay por qué romantizar todo. Porque mudarte te manda a atravesar un mundo de trámites: si vas a alquilar tenés que ver cuál garantía te cubre mejor, tenés que trasladar servicios como el agua, la luz y la fibra óptica, el dealer. Un quilombo.

También implica la elección del lugar, generalmente de acuerdo a las posibilidades que se tengan: si vas a una casa o a un apartamento, en qué barrio o ciudad. Si tenés mascota ya es un tema si quien te alquila te deja tenerla, lo que se transforma en un aspecto muy influyente a la hora de tomar la decisión.

Cuando levantás el rancho, es increíble cómo todo lo que tenías cabe a veces en cinco cajas. No literalmente, obvio. Pero sí  para dar una idea de cómo todo lo que tenés ocupando un espacio a lo largo y ancho de la casa te entra todo en un camión Jac y no en un Scania, como te había parecido.
Lo que sí gastas generosamente es en cinta. Ahí se van los rollos y rollos de cinta para encintar esas cajas,  que generalmente las conseguís cuando vas al súper y le rogás a un funcionario del super que te las alcance. Y el tipo te trae la caja que le pinte, incluso de canuto y al borde de lo clandestino arriesgando a perder su trabajo, ya que aparentemente hay cadenas que venden los cartones en el mercado negro. O al menos eso se deduce por la cara de tuje que te pone la gente cuando le pedís ese favor. Entonces, tampoco el muchacho del súper se va a poner a elegir aquella que esté en mejores condiciones  para soportar 30 libros sin romperse. Va a meter la mano en el bolsón donde las tiran y conformate con eso.


Con la excepción de lo ultrafrágil (TV plasma, Playstation, microondas y computadora/notebook) que lo llevás en tu auto, el resto de tu casa lo mandás en un flete, luego de tener todo organizado según fragilidad, peso, tamaño, uso, etc. Que es otro mundo, te cobran por hora, por distancia, si necesitás peones o no, y vos obviamente vas viendo donde economizás. Generalmente lo hacés en la mano de obra, asumiendo el peso de cargar tu casa al camión sobre tus hombros. 
Y ahí, en el momento que el camión cierra su carga, volvés a cerrar la puerta de la casa que dejás. Pero te tomás un momento para contemplar esos cuartos vacíos y se te viene a la cabeza aquella canción "Recuerdos que no voy a olvidar" de Fito Páez a la cabeza, y todo te lleva a eso: el eco que hacen tus pasos cuando caminás, el rincón donde marcabas la altura que iba alcanzando tu hijo, las marcas de los electrodomésticos en el piso, el cuarto donde dormías con tu pareja, aquel lugar donde el gato se resbaló y se dio de cabeza contra el piso, etc. etc. Recuerdos, en definitiva. 

Vas por la ciudad (otra canción ¿no?) y si vas en tu auto sos el que va adelante porque conocés mejor el camino hacia la otra casa, por lo que te toca liderar el convoy. Mientras, relojeás por el espejo como viene ese camioncito, hamacándose para un lado y para el otro. Y la llegada es otro momento icónico. Yo recuerdo varias, sobre todo aquella donde descargamos todos los bultos sobre el jardín de una casa y al rato comenzó a llover. 
Me acordé de Carlín Cantoni, personaje de Carlos Calvo,  fletero en "Amigos son los amigos", allá por 1991 y que parece que la daban los martes a las 9. La palabra "flete" me hacía mucha gracia cuando era niño.

Luego de instalarte ya empiezan a tallar otras cuestiones, por ejemplo, los vecinos. Esos que salieron a chusmear quién se estaba mudando a la casa que antes era de otra persona, que quizás extrañan o quizás no. Y ya vas viendo lo que te toca en suerte, eso que es algo muy difícil de calibrar en lo previo, y por más que orejees la situación, es algo que te vas a dar cuenta ya cuando te instalaste. Con todo lo que ello implica. Son como un "5 de Oro sorpresa". Por ahí tenés suerte y te sale todo joya, PEEERO, pero, nunca falta el que te pone la música a todo volumen, el que tiene perros que ladran todo el santo día sin que los callen, el que tiene una moto sin caño se escape, el que vende droga, el que se cree Jimmy Hendrix, etc. 
Ojo que también para ellos también vos que te instalás sos una novedad de la que no tienen mucha referencia. Y ahí va en vos a ver cómo caés en ese espacio. 

Ya por último, comienza la reorganización de las cosas que trajiste, y las vas ubicando más o menos como las tenías en la casa anterior. O no. Pero lo que sí te fijás es que en la caja que decía "Frágil", esos platos que heredaste de la familia y donde la nona servía los ñoquis cada 29, hayan llegado en buenas condiciones. Comienza la asignación de dormitorios, que ya tenías dispuesto antes de la mudanza. Sobre todo si tenés más de un hijo ese problema conviene llevarlo resuelto de antemano, porque ver dónde ponés la heladera, el lavarropa e instalar el calefón es una pavada, en comparación. 

Ya solo queda desenvolverte en tu nuevo barrio. Tener un almacén de confianza, saber los horarios de la farmacia, qué pizzería tiene la mejor muzzarella y si aceptan débito, dónde queda el contenedor de la basura, y minucias por el estilo. Pero lo mejor de todo es que cuando cambiás de casa, cambiás de energía y lo mejor está por venir.

Bueno, eso es todo lo que tenía que decir. Quizás ustedes se identifiquen con alguna de las cosas que describí acá. O no. En todo caso ¡Salú!
Nos vemos en la próxima, ya en casa nueva.


Comentarios

  1. Arriba Diego. Suerte con esa mudanza.
    La ultima vez que me mude, era un camión de los grandes lleno,. Los peones, eran mis amigos, y su jornal, las pizzas y cervezas, mientras uno te instala el termofon, otro se pone a armar roperos, etc.

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    1. Así da gusto mudarse. Ya x suerte se cumplió con el traslado. Muchas gracias por leer!

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  2. Me tocó mudarme empila. Circunstancias de las vida, mi niñez se paseó de un país a otro, de una ciudad a un pueblo, de un pueblo a un barrio. Cada año nuevos amigos, nuevos compañeros de escuela. Arriba tocayo, mudarse es renacer un poquito también. Abrazo.

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  3. Tuvimos experiencias similares pornlo visto. Muchas gracias por leer! Abrazo

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