Quizás alguno recuerde, dentro de unos días, que el 15 de febrero para ser exactos se cumplirán cuatro décadas del retorno de la democracia, luego de la retirada de la dictadura cívico-militar que destrozó este país durante 12 largos años. Pero además de la vuelta a la convivencia civilizada, también en 1985 se produjo el fin -espero que definitivo y por siempre- de la censura al cine y las expresiones artísticas en general, que llevaba mucho más tiempo instalada en la llamada "Suiza de América".
Los "centennials", "millenials" y demás pendejos no deben saber, pero durante toda la vida hasta el fin de la dichosa dictadura -que algunos de esos mismos jovenzuelos ni siquiera han sentido nombrar- el cine se veía -si se veía- cómo se les antojara a un puñado de señores (y señoras) que se atribuían la sacrificada tarea de ver todas esas porquerías escatológicas, pornográficas y subversivas que se hacían en el extranjero para determinar qué era lo que podían ver los orientales sin miedo a que su honor y su moral (y sus pensamientos sociales y políticos, ya que estamos) se vieran influenciados.
Ni que hablar que en dictadura la censura no aflojó, sino todo lo contrario (o para qué damos un golpe de estado), pero se ajustaron las clavijas en la temática política, por razones obvias. Antes de 1973, los mayores problemas habían sido por temas morales o religiosos, aunque ya hubo una censura en 1968, en pleno pachecato y con el que fue considerado el mejor film estrenado ese año por la Asociación de Críticos de Cine local. Se trató de "La batalla de Argelia", formidable docudrama dirigido por Gillio Pontecorvo, que fue tildado de "subversivo" por el propio gobierno, supongo que por mostrar que los militares franceses torturaban.
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La batalla de Argelia |
La censura siempre es estúpida y arbitraria. En Argentina se prohibió "Naranja mecánica" de Kubrick y acá no y lo mismo pero al revés, pasó con "El último tango en Paris" de Bertolucci. "Jesucristo Superstar" fue considerada aceptable por el Consejo del Niño de la dictadura (creado, ya que estamos, por otro régimen de facto, encabezado por Gabriel Terra) pero no se estrenó porque Juan M. Bordaberry, el presidente de turno, era fanático religioso tipo medieval y se opuso. Cuando los militares lo echaron, se pudo exhibir.
Hubo casos aún más extraños: "Cobra woman", una película de aventuras de 1944 quiso ser estrenada con el título "Hembra contra hembra" y la acción de ciertos grupos de salvaguarda de las buenas costumbres consiguió que se le cambiara por "Hermana contra hermana". La Curia católica presionó para que no se estrenara en salas céntricas "Martin Lutero", una biopic de 1953 del líder protestante. En 1964 se estrenó el documental "Morir en Madrid" de Fréderic Rossif, que narraba la pasada Guerra Civil Española desde el punto de vista republicano. El venerable crítico Homero Alsina Thevenet publicó dos notas elogiosas en "El País" sobre este film y la embajada ibérica -en pleno franquismo- pagó por otras dos, de opiniones contrarias. Como H.A.T. fue desautorizado públicamente por la dirección del diario, poco después se fue de la empresa y de Uruguay.
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491 |
El enemigo público número 1 de la censura uruguaya fue el director sueco Vilgot Sjöman. Su segundo film "491" fue denunciado por pornográfico. Tiene algún desnudo pero la escena más famosa -donde obligan a la protagonista a tener sexo con un perro- no se muestra. Cinco meses después se quiso estrenar "El fuego" (sobre "Lástima que sea tan puta" del dramaturgo John Ford, no el gran director de westerns), que trata sobre un incesto y tiene más desnudos y, finalmente, se pudrió todo con "Soy curiosa - Amarillo" donde la protagonista -novia de Sjöman- tiene sexo real con otro tipo (aparte de protestar contra el franquismo). De rebote la segunda parte, llamada "Soy curiosa - Azul", más politizada, nunca pudo estrenarse aquí.
Mientras en el Primer Mundo se comenzaba a tratar más libremente la sexualidad -y en muchos casos, se explotaba comercialmente- acá lo que se estrenaba, venía con tijeretazos abundantes. Uno de los casos más recordados fue "Vicios privados, públicas virtudes", una película italiana del húngaro Miklós Jancsó realmente valiosa, que se estrenó aquí con tantos cortes que era imposible entender nada, con la mayoría de las escenas amputadas antes de su resolución. Cuando se pudo ver completa, se comprobó su valía real como cine, aunque para ello fuera inevitable ver abundantes desnudos.
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Vicios privados, públicas virtudes |
Los casos han sido muchísimos y no los vamos a agotar en este espacio. Voy a agregar uno que fue bastante sonado: nada menos que "El padrino II", la película que finalmente ganó el Oscar de ese año y se estrenó con un acto transmitido por canal 4, que incluyó un sketch con D'Angelo, Espalter y Almada en vivo en la sala. Confieso que yo, que tenía 9 años, pensé ingenuamente que después iban a pasar la película por la tele. Esa misma noche fueron en cana los distribuidores y el film recién se pudo estrenar más de un mes después, cortando las escenas que mostraban a los mafiosos presenciando el triunfo de la revolución cubana.
La censura no sólo es imbécil y malaleche, también es tendenciosa. Nos quiere presentar un mundo donde no existen las opiniones diferentes a las de los poderosos y también pretende, naturalmente, imponer sus propias -conservadoras, cuando no cavernarias- ideas. Además, con los avances tecnológicos, es aún más innecesaria porque sólo un porcentaje del cine que vemos actualmente viene por su estreno en las carteleras de las salas.
Hemos vivido 40 años sin esa vieja despreciable que nos trataba como impúberes idiotas y hemos vivido mucho mejor sin ella. Que sea así por el resto de los tiempos.
MELAMMU (Metete la Música Moderna en el Upite)
Hugo Fattoruso, supongo que es conocido ya por todos aquí, en su país. Uno de los mejores tecladistas del mundo actual, en este video toca junto al maravilloso multiinstrumentista Hermeto Pascoal en Argentina, en lo que sospecho que es una improvisación de nuestro Hugo y del brasilero albino.
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SEAN LOS ORIENTALES TAN ENFERMOS COMO ESTÚPIDOS
Hay algo que debo reconocer y pedir perdón a muchos socios que atendí en su momento. No tengo ningún problema en echarme un mea culpa, porque les mentí pero sin mala intención. No dejo de reconocer que fue una equivocación mía el ser tan palomo y confiar en gente en la que no se puede confiar ni cuando uno le pregunta la hora, y solamente cuando me tocó vivirlo en carne propia, me di cuenta de mi torpeza.
La sección "Atención al Usuario" en los papeles es una buena idea y, si no me falla la memoria, fue una directiva del MSP en tiempos de los primeros gobiernos frenteamplistas (el lustro en que gobernó la coalición multifrutal, lo único que hizo fue fundir Casa de Galicia y regalársela a los amiguis). Como me imagino que las autoridades no controlan un carajo -teléfono, futura ministra Lustemberg, que nunca me aceptó en Facebook- las mutualistas ponen la sección y se olvidan del asunto.
Pido perdón, concretamente, a todos los socios que vinieron a protestar por algo que, según las directivas que teníamos, tenía que tramitarse en la correspondiente "Atención al Usuario" y me contestaron que ahí no te solucionaban un carajo y no servía para nada. Tenían toda la razón y si tengo que dar una conferencia de prensa para decirlo públicamente, lo hago.
Hace un par de años, cuando ya me habían dado el raje de la Asociación Española, mi vieja tuvo un quebranto de salud que hizo que tuviera que llevarla a Puerta de Emergencia dos veces y, posteriormente, llamarle al Médico de Radio para que la controlara. En su condición de ex funcionaria jubilada de la Institución, le corresponden dos (2) órdenes de Emergencia y tres (3) de Radio sin cargo al año. Pues bien, al poco tiempo fue a una consulta y le salió la deuda por todas las órdenes que había usado y que, repito, tenía sin cargo.
Fui, estúpidamente, a reclamar a la mencionada "Atención al Usuario" y allí dedujeron correctamente -bien por ellos- que yo no era la anciana de 86 años que se había atendido. Me saltaron que sólo podía reclamar la paciente y cuando les contesté que únicamente se puede movilizar en taxi -o Uber, o auto particular, bah- me dijeron que tenía que ir a un Escribano Público para que me expidiera un papelito autorizándome a hacer el reclamo de mi propia madre que me parió -no sin problemas y dolores que aún me sigue reprochando- a lo cual les respondí que solamente la voy a llevar en taxi o pagarle a un Escribano si ellos se hacían cargo de esa plata porque el error era de la mutualista.
Luego de lo cual, y en la única decisión mía no estúpida de ese día, terminé en la sección "Socios" donde luego de una larga espera, sí, me devolvieron la plata sin necesidad de llevar a mi vieja ni a Scarlett Johansson, ni a un escribano, un senador o un bachiller en Oceanografía.
Conclusión: la sección "Atención al Usuario" en la Asociación Española Primera de Gallegos Brutos no sirve ni un poquito así para la función de su título y únicamente, mueven el culo si uno hace una denuncia contra un funcionario. Si este tipo/a no tiene un padrino en el Consejo Directivo o similares, será echado del tujes sin que a nadie le interese una mierda si hizo algo mal o no. Y si tiene varios años de funcionario mejor, así lo reemplazamos por uno de la empresa tercerizada.
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