"Salada la Canchita 3.0" en el Festival Internacional de Venecia

El Festival de Venecia no emparda al de Cannes en fama ni popularidad, peleándose el resto del podio con Berlin, en una competencia en la que no nos interesa entrar, dado que podés venir a éste y pasarlo lo más bien, aunque no sea el número 1. 

Aquí estamos, cubriendo el evento para los lectores de la Canchita, los oyentes de "La Pecera" y los televidentes de "El sello de hoy". Como el dictador Reyes se comió los mocos con el tema de conseguir las acreditaciones -para sorpresa de nadie- me tuve que conseguir una changa de gondolero en negro para llegar a la ciudad más parecida a Tres Cruces cuando llueve mucho. La segunda foto no me deja mentir.

Vamos a la competición oficial, lo que no quiere decir necesariamente el lugar donde están los mejores films, pero sí -algunos- los más famosos directores que se pudieron conseguir, junto con algunos títulos de países que no tienen directores famosos, o que son marginales. Generalmente, de Asia o Africa, porque Latinoamérica no está de moda. 

Ahí encontramos, por ejemplo, a "Queer" de Luca Guadagnino ("Suspiria", "Llámame por tu nombre") con Daniel Craig, una adaptación de William Burroughs, el falopeado autor de "Almuerzo desnudo"; a "La habitación de al lado", segunda incursión de Pedro Almodóvar en idioma inglés, con Tilda Swinton, Julianne Moore, John Turturro y el argentino Juan Diego Botto; a "Campo de batalla" de Gianni Amelio -a quien hace rato que no vemos por acá-; la secuela de "Joker" (o "Guasón"), nuevamente con Joaquim Phoenix como protagonista y Todd Phillips como director, pero con Lady Gaga (y no Margot Robbie, lamentablemente) como Harley Quinn. No hay que olvidar que la original ganó este Festival hace 5 años.

La Fagóndola

Otros nombres son los del francés Emmanuel Mouret (del que se estrenó aquí: "Las cosas que decimos, las cosas que hacemos") con "Tres amigos" (yo traduzco del título original, si después las estrenan con otro nombre, andá a quejarte al TAS); el chileno Pablo Larrain con "María", coproducción italiano-alemana; "El jockey", de Emanuel Ortega, hijo de "Palito" y autor de "El ángel", con el franco argentino Nahuel Pérez Bizcayart y Ursula Corberó ("Tokyo" en "La casa de papel" y pareja en la casa del Chino Darín); el brasilero Walter Salles con "Todavía estoy aquí".

Después, quedan unas cuantas de gente poco conocida o países ídem. Hay películas de Singapur, Noruega y Georgia, además de la policial canadiense "La orden" con Jude Law y Nicholas Hoult y varias cintas francesas e italianas. Todo es una lotería, siempre, como cualquier reunión de obras aún desconocidas.

Jocker: Folie à deux

Fuera de concurso se estrenará "Bettlejuice Bettlejuice", secuela de "Bettlejuice" (1988), como habrán adivinado los lectores más perspicaces. Espero que no lleguen hasta la entrega 10 como "Rápido y furioso" con la misma política de titulación de películas. Dicho sea de paso, la original aquí se estrenó con el nombre de "El superfantasma". En el cine Grand Splendid, para ser más exactos. 

También se verán los últimos estrenos de gente conocida como los japoneses Takeshi Kitano y Kiyoshi Kurosawa, los locales Pupi Avati, Cristina Comencini y Marco Bellocchio, el muy particular filipino Lav Díaz -que parece que tiene roto el botón de "stop": hace películas todos los años con una duración de 4 horas como mínimo-, el norteamericano Harmony Korine, otro autor muy provocativo y, finalmente, "Wolfs" de John Watts -director de tres films sobre el Hombre Araña, aquí en una comedia con George Clooney, Brad Pitt y Amy Adams.  

Queer

Y.E.T.P.A.P.

MANUEL ANTIN (98) - Integrante de la llamada generación de los 60 del cine argentino, Antin nunca tuvo un éxito de taquilla. Tanto así que de sus ocho largometrajes, sólo dos se estrenaron oportunamente en Uruguay. Los mencionados jóvenes sesentistas intentaron modernizar el cine comercial de su país, que seguía exactamente igual que treinta años antes, introduciéndole cultura, política y sofisticación audiovisual pero, inevitablemente, alejándolo de un cine popular, con la única excepción de Leonardo Favio, contemporáneo de ellos.

En el caso de Antin, se destacan varias adaptaciones de Cortázar ("La cifra impar", "Circe", "Intimidad de los parques"; un par de producciones "patrióticas" según moda de principios de los 70 ("Don Segundo Sombra", "Juan Manuel de Rosas"), que habría que ver y "La sartén por el mango", una obra de teatro de Javier Portales, que tuvo muchos problemas de censura.

Seguramente la obra más importante de Antín -quien dirigió por última vez en 1982- fue su magisterio en la Universidad de Cine que fundó en 1991, institución fundamental para el nacimiento del llamado Nuevo Cine Argentino.

PAREN LAS ROTATIVAS:

Pedrito Almodóvar (un Pedro que no se avergüenza de su apellido) fue el ganador del León de Oro de Venecia por la película que ya mencionamos. Nicole Kidman salió mejor actriz por "Babygirl", denominado un thriller erótico (mostrará todas sus operaciones, supongo) y Vincent Lindon (aplausos) mejor actor por "Jugar con fuego" (o algo así, si mañana la estrenan capaz que le ponen "Agachate que vienen los indios").

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 SEAN LOS ORIENTALES TAN ENFERMOS COMO ESTÚPIDOS (VIII)

Según un reciente estudio de la Universidad de Sayago, los doctores en medicina se mueren igualmente que los que no lo somos. Esto incluye a los médicos que trabajan en consultorio, ya sea como médicos generales o como especialistas y que, por diversos motivos, se han hecho de alguna fama entre los usuarios, que a veces creen que su vida sólo merece ser vivida si los atiende siempre el Dr. X y no cualquier otro de la especialidad, lo cual en algunos casos puede tener un sesgo de verdad (nunca es aconsejable sacar número para cualquiera que haya) pero tampoco es para tanto.

Desde el punto de vista de quienes trabajamos para las consultas (dando números o siendo enfermeros), estas muertes de galenos se dividen en dos clases: los que se enferman un tiempo antes del desenlace final y pasan certificados y ausentes hasta que son olvidados por la mayoría de los pacientes que ya no piden por ellos y los que se mueren de repente. Todos hemos afirmado ante la noticia de una muerte reciente de un conocido (aunque no sea médico) : -Pero si yo hablé con él este miércoles pasado... , sin darnos cuenta de que esa charla lamentablemente no le aseguró la inmortalidad al susodicho. 

SOCIO - Buenas tardes. Necesito número para el doctor Unforgiven.

YO - El doctor Unforgiven falleció.

SOCIO - ¿Ah, sí? ¿Cómo se va a morir, si es médico?

(Dicho además con sorna, como diciendo: -Ahí te cagué...)

SOCIA - Preciso número para el doctor Singénero.

YO - El doctor Singénero murió.

SOCIA - ¿Y qué? ¿Ahora tengo que cambiar de médico? ¿Otra vez tengo que cambiar de médico? 

YO - Evidentemente, sí.

SOCIA - ¡Esto no puede ser! ¡Ustedes me tienen que arreglar ésto! ¡No puede ser que a cada rato tenga que cambiar de médico! ¡Para eso les pago el sueldo!

YO - ¿Y cómo quiere que lo arregle, si el doctor falleció?

SOCIA - ¡Ah, no sé! ¡Ustedes tienen que arreglarlo! ¡Yo no voy a estar todos los días cambiando de médico!

YO - Si se lo traigo ahora, no creo que el doctor le sirva de mucha ayuda.

Si ustedes creen que exagero o paveo, se equivocan. No he exagerado en nada ni he escrito nada que no se haya dicho, incluyendo el chiste tonto de la última frase, de autoría mía, debo confesar. 

Hay otra variante, menos dramática, que es la del médico que se jubila. Los retiros de los médicos es otro tema, por el lado de no largar la teta y seguir cobrando aunque estén en estado lamentable, desde el punto de vista físico y mental. Pero eso será tema de otro capítulo.

SOCIO - Quiero número para el doctor Tatanka.

YO - El doctor Tatanka se jubiló.

SOCIO - ¿Cómo se va a jubilar, si no terminó mi tratamiento? ¿Eh? (con esta última expresión te miran como si hubieran presentado una prueba que desmoronara nuestro supuesto castillo de naipes).

YO - Como se jubilan todos. Fue al BPS y terminó los trámites.