En la vida, hay dos caminos y uno, depende solamente de usted.

 

 

Ninguno de nosotros nació en el mismo contexto, ni económico, ni familiar, ni afectivo. Algunos hemos sido buscados y a otros simplemente nos aceptaron y no por eso somos mejores ni peores personas. Aunque soy de las que piensa que el origen sí te condiciona, también soy de las que cree que la opción de elegir el camino está en cada uno de nosotros.

No hay ejemplo más claro que el de Belén. Nació en un hogar muy pobre, 100% segura de que nadie la buscó, con la mínima atención afectiva y con la peor de las etiquetas encima (huérfana). Sin embargo, fue un ser que solo caminó mirando hacia adelante y con la frente en alto. Aprendió en la más cruel de las escuelas (la calle) a defenderse, a crecer, a fijarse metas y a tratar de alcanzarlas a como diera lugar.

De esa cantidad de hermanos que quedaron solos en la vida pudo haber salido cualquier tipo de ser humano, sin embargo, todos eligieron su camino. Obviamente con sus bemoles, embarazos adolescentes, trabajos precarios, parejas varias, la vida misma, pero nunca dejaron de avanzar. Hoy todos tienen su casita, su emprendimiento y sus hijos encaminados.

Belén fue la que se separó del rebaño buscando mejores oportunidades. Si bien las fue encontrando, le tocó caerse y levantarse más de una vez. Pasó por un matrimonio de abusos, porque esta regla de repetir patrones parece que siempre se cumple. Demoró un tiempo en salir de esa situación, porque con hijos pequeños nada es fácil, pero lo hizo. A partir de ahí tomo como regla hacerse promesas y tenerlas siempre presentes para no volver a caer nunca más.

No aceptó nada ni a nadie que no fuera para sumarle a su vida.

Belén se dio el lujo de elegir su camino, el que dependía solamente de ella.

Comentarios

Publicar un comentario

Antes de publicar, piense si su mensaje puede llegar a herir a alguien. Gracias.